La empresa aeroespacial SpaceX respondió a los señalamientos realizados por el Gobierno de México en relación con la caída de desechos espaciales en la frontera norte del país, asegurando que los restos de sus cohetes no representan riesgos químicos, biológicos ni toxicológicos.
SpaceX confirmó que el pasado 27 de mayo lanzó su cohete Starship, pero la nave perdió el control y se desintegró. La semana pasada, se reportó también la explosión de la nave Starship 36, cuyos restos cayeron en el Río Bravo, así como en zonas agrícolas y ganaderas de Matamoros.
El pronunciamiento de la compañía dirigida por Elon Musk se emitió un día después de que la presidenta Claudia Sheinbaum informara que su administración iniciará un proceso legal contra SpaceX por la presunta contaminación causada por fragmentos espaciales que, en semanas recientes, cayeron en distintos puntos del estado de Tamaulipas, colindante con Texas, Estados Unidos.
A través de un comunicado publicado en su cuenta oficial en X (antes Twitter), SpaceX sostuvo que “no existen riesgos” para las comunidades cercanas a sus instalaciones en Texas. La empresa también afirmó que análisis independientes realizados a los materiales del interior del cohete Starship confirman que “no presentan riesgos químicos, biológicos ni toxicológicos”.
Sin embargo, la presidenta Sheinbaum declaró que “sí existe contaminación” relacionada con los restos espaciales, y que su administración ya está revisando los posibles impactos y el marco jurídico internacional para iniciar las acciones legales correspondientes.
En el mismo comunicado, SpaceX señaló que, aunque ha realizado esfuerzos para recuperar los fragmentos —los cuales siguen siendo propiedad tangible de la empresa—, estas labores han sido obstaculizadas por la presencia de personas no autorizadas que han ingresado a terrenos privados. No obstante, no ofreció mayores detalles sobre dichos incidentes.
La empresa estadunidense expresó también su disposición para colaborar con el Gobierno de México y facilitar la devolución de los restos lo antes posible.
La controversia surgió tras una denuncia presentada por la organización Conservación e Investigación de la Biodiversidad (Conibio Global), que alertó sobre la presencia de restos espaciales en la Playa Bagdad, en Matamoros, y en el cauce del Río Bravo. A raíz de esta denuncia, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) iniciaron la evaluación del posible impacto ambiental.