TRES AMENAZAS PARA LA LIBERTAD: PABLO BOULLOSA

Antonio Caporal
Nacional
PABLO BOULLOSA

Dentro del ciclo de pláticas Liderazgos por la Libertad que organiza el programa Kybernus del Centro Ricardo B. Salinas Pliego, el escritor Pablo Boullosa ofreció la conferencia Tres amenazas para la libertad.

Sus reflexiones giraron en torno de una serie de sucesos de los sectores político, social y educativo, impuestos ya sea por gobiernos populistas, grupos delincuenciales o por personajes del llamado movimiento Woke inmersos en los ámbitos universitarios.

Gobiernícolas

El también conferencista y conductor de programas culturales en televisión comenzó por hacer referencia a lo que mencionaba el filósofo Juan Jacobo Rousseau en el sentido de que “los seres humanos estamos en todas partes cada vez más encadenados”.

Aquella frase, afirmó, “se ha vuelto, lamentablemente cada vez más real”. Y explicó que nuestras cadenas principalmente son imposición de los gobiernos: “Siempre han sido los gobernantes los principales obstáculos y los principales enemigos de la vida y de las libertades de las personas en todo el mundo y a lo largo del tiempo”.

Recordó que nadie cuenta con mayor poder de destrucción que los gobiernos: “Por ejemplo, en un ataque nuclear el gobierno de un solo país podría acabar con la humanidad”.

Sin ir tan lejos, dijo, “se puede afirmar que los gobiernos poseen una gran capacidad para arruinar la vida de todas las personas; pueden torturar, reprimir, desaparecer, encarcelar y matar; pueden también censurar, manipular, adoctrinar y decidir de la manera más irresponsable cómo deben ser educados los niños y los jóvenes de un país”.

Y algo en verdad grave, comentó, es que “los gobiernos tienen el lamentable poder de destruir la riqueza como nadie más puede hacerlo; toman, cotidianamente, decisiones económicas equivocadas e impiden a muchísimas personas salir de la pobreza”.

Afirmó que un ejemplo de sus malas decisiones son las hambrunas registradas en siglos pasados en diversos países.

El poder destructivo y restrictivo de los gobiernos es amplio, aseveró: “Los gobernantes pueden prohibir la competencia, limitar el comercio, crear monopolios ineficientes, hacer inversiones absurdas e irredituables, devaluar el poder de compra de la moneda, encumbrar y arruinar empresas por razones caprichosas”.

Añadió: “Hay que admitir que para impedir la creación de riqueza casi todos los gobiernos han mostrado una enorme capacidad: no han dejado ley o reglamento, norma, decreto o trámite sin explorar con este propósito”.

El conferencista aceptó que los gobiernos son un mal necesario y que en teoría están ahí para evitar que otros agentes destructores atenten contra nuestra libertad o se apoderen de nuestras pertenencias. “Los gobiernos nacieron para ofrecer protección y nunca debemos olvidar el origen: nacieron de la violencia —es la norma universal—, tienen un origen mafioso. El hecho es que necesitamos, para evitar males mayores, que exista un monopolio de la violencia”.

Indicó que “justo para evitar que esta violencia se vuelva contra nosotros mismos es que debemos limitar el radio de acción de los gobiernos y evitar por todos los medios que aumente su poder. Este ha sido el mayor reto de todas las sociedades civilizadas”.

El escritor recordó lo dicho por el presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson: “La libertad nunca proviene del gobierno, la historia de la libertad es una historia de resistencia, es la historia de la limitación del poder gubernamental”.

Y puntualizó que los países donde menos se respetan las libertades son generalmente los que tienen sociedades con mayor grado de marginación.

Mal actual

La segunda amenaza para la libertad enumerada por Pablo Boullosa es la que genera la delincuencia, tema sobre el cual señaló que “no hay mucho que añadir: todos sabemos que la delincuencia nos hace vivir con miedo; miedo a perder la vida; miedo a perder nuestras propiedades; un miedo que hace a la gente vivir sin libertad”.

La tercera amenaza, dijo, “es de naturaleza muy distinta, pero potencialmente no menos devastadora: el denominado movimiento Woke”.

Refirió que este “nació en universidades corruptas, pero no en el sentido tracalero tercermundista: son universidades que se han corrompido en el sentido de que han perdido su esencia, que debiera ser la búsqueda y transmisión de conocimientos. El caso es que muchas universidades de países más o menos libres han trastocado sus nobles fines por otros bastante extravagantes de transformación social. Me refiero a lo que algunos filósofos y politólogos llaman la religión Woke, la cual se ha ido extendiendo más y más en los últimos años”.

Explicó que “el wokismo es una reedición de los despertares protestantes que prosperaron en Estados Unidos y, al contrario de otras ideologías como el comunismo, el wokismo se vanagloria de su irracionalidad”.

Al enumerar algunos de sus postulados enseñados a los universitarios, muchas veces a espaldas de los padres de familia, señaló: “Si tienes ovarios o matriz eso no significa que seas mujer; las Matemáticas deben luchar contra su pasado patriarcal; los saberes tradicionales indígenas tienen el mismo valor práctico y útil que la Física y la Medicina moderna, sino es que más”.

Igualmente, afirmó, los seguidores de esa religión-movimiento se oponen a separar las competencias deportivas por sexos, permitiendo que hombres transgéneros compitan con mujeres: “Creen que si las mujeres no le pegan a la pelota con la misma fuerza que los hombres se debe a un problema de socialización y no así a un evidente tema biológico; es decir, a que los hombres tienen mayor masa muscular que las mujeres”.

Aseveró que en este tema “lo grave es que esta renuncia a la racionalidad y a la ciencia es muy peligrosa”.

Pablo Boullosa concluyó señalando que el liberalismo nos ha traído una prosperidad económica, técnica y social en los dos últimos siglos y que todo eso hoy está en peligro: “Así, pues, no olvidemos estas tres amenazas para la libertad”.