EL SUPERPESO

“El mejor desempeño entre las divisas importantes frente al dólar es el del peso”.

Sergio Sarmiento
Columnas
EL SUPERRPESO MEXICANO

Tenemos nuevamente un superpeso. Es importante entender por qué, para saber si podrá mantenerse el resto del sexenio.

El peso al mayoreo cerró en noviembre con un tipo de cambio de 19.28 por dólar. El 31 de octubre, un mes antes, se cotizaba en 19.81. La mejoría se registró a todo lo largo de 2022; el 31 de diciembre de 2021 estaba en 20.52. El 30 de noviembre de 2018, al terminar el sexenio de Enrique Peña Nieto, la cotización era de 20.36. Las cifras son de Bloomberg.

A muchos les sorprende la fortaleza del peso en este sexenio. La economía, después de todo, no ha crecido; la inversión fija bruta se encuentra abajo del nivel de 2018; una industria tan importante como la construcción ha tenido una caída dramática.

Sin embargo, al presidente López Obrador lejos de sorprenderle el tipo de cambio le confirma la convicción de que sus políticas económicas son correctas. “En los cuatro años (el peso es) la moneda que más se ha apreciado con relación al dólar en el mundo”, presumió el 10 de noviembre.

Efectivamente, el peso ha tenido el mejor desempeño entre las divisas importantes frente al dólar. ¿Por qué? Según el mandatario: “Se debe a que no hay corrupción, se debe a la austeridad, se debe a la estabilidad política, a la gobernabilidad, las remesas, no es poca cosa 60 mil millones de dólares… Se debe a que somos el primer socio económico y comercial de Estados Unidos, se debe a que se volvió a firmar el Tratado (de Libre Comercio), se debe a que tenemos inversión extranjera récord, nunca vista, se debe a que no solicitamos deuda en la época de la pandemia”.

Algunos de estos factores, efectivamente, han tenido algo que ver. Las remesas están en niveles históricos, la inversión extranjera ha aumentado (aunque la nacional, mucho mayor, ha caído), las exportaciones han subido y en un momento en que muchos países incrementaron su déficit de gasto de manera extraordinaria México mantuvo finanzas razonablemente equilibradas, por lo que contrató menos deuda. Hay que añadir el efecto de las altas tasas de interés fijadas por el Banco de México.

Oportunidades

Una de las razones del arribo de mayor inversión extranjera es que México se está convirtiendo en un destino favorito para los productores que salen de China por las disputas con Estados Unidos y por las disrupciones de las cadenas de logística desde el inicio de la pandemia en 2020. Las empresas que quieren colocar sus productos en el mercado de Norteamérica, el mayor del mundo, necesitan plantas más cercanas.

Los mercados cambiarios no se preocupan por la ideología: reflejan simplemente los flujos de divisas. Los dólares que ingresan a nuestro país son más que suficientes para compensar los que salen. Pero para que los flujos se mantengan es importante que tengamos mayor inversión productiva y un crecimiento más rápido. Para eso no solo hay que mantener la inversión extranjera, sino también reactivar la nacional, tanto privada como pública. La inversión pública, por otra parte, debe ser productiva y no concentrarse en proyectos que no serán rentables.

Un banquero internacional me comentaba que el peso en las últimas semanas “se beneficia de un debilitamiento general del dólar, pero sin duda más que otros países… Las exportaciones se seguirán fortaleciendo por el TMEC, cuyos méritos son cada vez más claros”. Pero el país está perdiendo oportunidades. “México no está tan mal, pero podría estar superbien”, me dijo.