En Derecho hay casos atípicos, complicaciones jurídicas, resoluciones sorpresivas… El ejercicio del Derecho, y de la justicia, es una oportunidad para vislumbrar el entramado social; para conocer mejor las bases sobre las cuales estamos construyendo nuestra sociedad.
Si bien es cierto que la agenda mediática está plagada de cuestiones preponderantemente políticas, también vale la pena hacer un ejercicio reflexivo del estudio del Derecho, del ejercicio de la justicia.
Hace siete años de la aprehensión de la francesa Florence Cassez por los delitos que, desafortunadamente, todos conocemos. Sin embargo, hace casi diez meses la Primera Sala de la SCJN determinó que las pruebas con las que se le condenó son inválidas y, por tanto, se comete una injusticia al tenerla presa.
Presiones han ido y venido, pero el asunto es más complejo que un procedimiento o que el intercambio de opiniones. Florence Cassez cometió un crimen, por un lado; pero, por otro, también está en duda la actuación de quienes presentaron pruebas y llevaron a cabo el procedimiento. El caso no es fácil: ya todos metimos las manos.
A todo esto, y derivado de la resolución de la Primera Sala, Florence Cassez debería haber sido puesta en libertad de inmediato; es decir, en cuanto se determina la invalidez de las pruebas.
Pero sabemos que Florence Cassez es culpable: otra vez la justicia y el Derecho en un juego de complicaciones. ¿Y por qué no salió libre? Porque el proyecto presentado por el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea no alcanzó la mayoría; porque, a pesar de la invalidez, no se estuvo de acuerdo con la consecuencia jurídica propuesta por el ministro.
No podemos dejar de lado la importancia de la presión social, ni la opinión de quienes clamaban la libertad a la condenada.
Duda
En este espacio seguimos de cerca el caso de la francesa, con atención y con ojo crítico y reflexivo, no sólo por el interés y las consecuencias jurídicas y políticas, sino también porque la resolución de la Primera Sala, aquella vez, determinaba, y explicaba de cierta forma, la manera en que vemos a la sociedad y la forma en que, en este tiempo y en nuestro país, entendemos la justicia; además de reconocer, para mejorar, las inconsistencias y fallas que se dieron en su proceso. Siempre es recomendable aprender de los errores.
La inculpada no tuvo un debido proceso. Ya sabemos de dónde vinieron las equivocaciones. Sin embargo, y para ponerlo sobre la mesa, Florence Cassez cometió una serie de delitos. Estudiar, y en su caso determinar, las inconsistencias es una cosa, pero dejar de castigar a un criminal es otra muy diferente.
¡Qué lástima por la presentación de las pruebas, por la falta de profesionalismo de los involucrados en el proceso! Qué pena, también, por el papel que jugó el Ejecutivo en su momento. Pero de todo esto no se sigue su liberación.
A pesar de todo, estamos frente al ejercicio del Derecho, pero también frente al ejercicio de la justicia, aunque esté puesta en duda la inocencia de Florence Cassez.