Barack Obama recién estrena su segundo término como presidente de Estados Unidos y en política exterior hay una piedra en el zapato que no pudo quitar en los últimos cuatro años: la creciente tensión con Irán y lo que muchos consideran una guerra inminente.
¿Hay marcha atrás? ¿Cómo es que un presidente ganador del Nobel de la Paz ha permitido que se escale el conflicto a este nivel?
La enemistad entre Washington y Teherán viene cocinándose desde 1953, cuando la CIA apoyó la destitución del primer ministro Mohammad Mossadegh, quien fue electo democráticamente.
Desde entonces ha habido varios roces entre los dos países, entre los que destaca la crisis de rehenes diplomáticos atrapados en Teherán en 1979, que inspiró la película Argo, dirigida por Ben Affleck y que ahora está nominada a siete premios Oscar.
Teherán nuclear
La prensa sensacionalista constantemente habla de un Irán capaz de crear bombas nucleares, pero en la realidad 16 agencias de inteligencia de EU saben con certeza que Teherán no ha hecho experimentos nucleares desde 2003.
En la actualidad, el gobierno iraní no tiene un programa formal para el desarrollo de armas nucleares. Irán está buscando un punto medio estratégico llamado “potencial nuclear": el objetivo es crear un programa que permitiría la producción de armas atómicas en poco tiempo, si existiera una verdadera amenaza.
En teoría, esto proporciona una gran oportunidad para que Obama inicie un proceso diplomático dedicado a garantizar que Irán no llegue a ese punto.
El secreto
Declarar la guerra a Irán desataría una efecto dominó en todo Oriente Medio y es claro que EU no necesita más problemas allá. Entonces, ¿cuál es la solución?
Los dos países tienen que reconocer sus limitaciones.
Primeramente, EU debe saber que su era como único superpoder ha terminado y que el diálogo con otras naciones debe llevar otro tono.
Por otro lado, Irán debe someterse a lo que le pide el Tratado de control y producción nuclear firmado en la ONU.
Pero lo más importante es que Washington entienda que las advertencias a Irán sólo aumentan la percepción de amenaza y que hasta ahora esa estrategia no ha funcionado.
Prueba de que el Premio Nobel de la Paz era un reconocimiento prematuro para Obama, es que en los últimos cuatro años los gobiernos de ambos países han tenido sólo una reunión de diálogo bilateral... que duró 45 minutos.
Eso no constituye un esfuerzo diplomático real. ¿Así quieren parar esta crisis?