Tras el anuncio de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), el gobierno capitalino comenzó a diseñar un proyecto para aprovechar los terrenos que dejará el actual inmueble aeroportuario y erigir ahí un espacio consensuado con la ciudadanía que mejore el entorno urbano, económico, social y ambiental en beneficio de millones de citadinos.
El secretario de Desarrollo Económico capitalino, Salomón Chertorivski Woldenberg, en entrevista exclusiva con Vértigo expone los pormenores de ese plan, que busca establecer un precedente abierto, democrático y transparente en la manera en que deben adoptarse y desarrollarse proyectos urbanos que garanticen que el interés público sea lo más importante para las decisiones del Gobierno de la Ciudad de México.
Foros
Para el secretario son varios los puntos que han dejado los foros organizados en torno del tema:
“El terreno que deja o dejará el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en caso de que la mudanza se concrete, es enorme. Estamos hablando de un terreno que es equivalente a Ciudad Universitaria, a las tres secciones del Bosque de Chapultepec juntas, a dos veces la Central de Abasto…”
El secretario capitalino de Desarrollo Social enumeró las principales conclusiones de los foros:
“Me gustaría empezar con una que me parece clave y que es el agua. La zona del terreno del actual aeropuerto es la más baja del Lago de Texcoco, por lo que es una zona inundable. Por ello la pregunta es: ¿por qué no se inunda? Porque hay ocho plantas de bombeo, que financia la actividad económica del aeropuerto, que hacen que esto no suceda”.
Y agrega:
“Un punto de partida de lo que se haga, de lo que se decida hacer, de lo que se vaya a reconstruir, es que tiene que haber un gran plan de agua para, por un lado, generar la posibilidad de justicia mínima para que la gente en esas colonias tenga por fin agua y, por otro lado, se tienen que hacer la adecuación financiera y el plan para que esa zona no se inunde”. “Nosotros siempre pensamos en el aeropuerto como una unidad de negocio, una unidad que genera dinero. Y es cierto: a lo largo de muchos años el aeropuerto creó empleos, generó ingresos para la ciudad de alguna manera. Pero lo que ya no es cierto es que genere riqueza en la zona, sino lo contrario: hoy sabemos que el aeropuerto es un factor de empobrecimiento para la zona por dos razones: una, que los terrenos que se encuentran alrededor del aeropuerto son la tierra que por metro cuadrado vale menos en la ciudad, en la parte urbana, porque no se puede construir para arriba, no se le pueden meter muchos pisos, porque nadie quiere vivir cerca del ruido y de la contaminación de un aeropuerto”. “Para la gente que tiene ahí apostado su patrimonio es un terreno que como muy pocos en la ciudad ha perdido valor en los últimos años. En el caso de otros aeropuertos en el mundo, a las zonas que los rodean muchas veces les va bien porque los negocios que están ahí se encadenan con el negocio del aeropuerto; es decir, son negocios logísticos. En el caso del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México no ha sucedido así: de las 39 colonias que están alrededor solo tres tienen una actividad directamente relacionada con el aeropuerto. Las demás no. En las demás lo que observamos son negocios tradicionales de muchas de las colonias de la Ciudad de México, como tiendas de abarrotes, papelerías, estéticas, etcétera”. “Ya no hay una economía que derrame el aeropuerto que beneficie a la zona y, por el contrario, el hecho de que exista el aeropuerto más bien la empobrece. Entonces la conclusión en este sentido es que a la Ciudad de México le conviene que el aeropuerto se mude, ¡y hay que decirlo como es tal cual!”
Proyecto
—¿Cómo diseñar este proyecto para que estos terrenos no se vuelvan un enclave, una especie de isla?
—El día de hoy no traemos prejuicios; es decir, previo a tener un plan específico hay que tener los principios, hay que tener las premisas, los consensos políticos y sociales de lo que se busca y del cómo se busca. Eso antes de tener una maqueta o un plan maestro, lo que a veces creemos es el proceso lógico. Y entonces, cuando se tengan premisas y consensos habremos de empezar a trabajar sobre lo que ahí debe haber. En 710 hectáreas cabe todo. Y en este sentido lo que hoy sabemos es que puede ser una combinación de diferentes cosas. Pero cómo armar la combinación, de qué tantas y de qué cosas es algo que en los próximos meses tendrá que verse.
—Ustedes están poniendo mucho énfasis en que los ciudadanos sean el centro de este proyecto…
—No puede ser de otra manera. Es decir, es un proyecto que rebasa administraciones, donde tenemos que intervenir diferentes órdenes de gobierno porque tiene que haber ciertos grados de colaboración, donde la vida que se afectará o beneficiará es al final de cuentas la de los ciudadanos. En una ciudad como la nuestra donde, hay que decirlo, los ciudadanos son adultos, inteligentes, pensantes, con diálogo se puede ir construyendo una posibilidad y una propuesta. No nos puede dar miedo el diálogo y la participación: todo lo que se haga tiene tal relevancia, que debe ser completamente transparente.
—¿Qué mecanismos ofrecen para que la gente participe?
—Pusimos al alcance de todos una página web que se llama laopinióndelaciudad.mx. En esa página uno puede consultar todos los documentos que se van construyendo y puede consultar ya esa primera entrega que comentamos completa. Está en esa página. Pero además en la página se pueden plasmar opiniones; se pueden subir proyectos, si es que alguien tiene su propio proyecto; se pueden pedir citas, por si alguien quiere venir a compartirnos sus ideas; se pueden hacer videoconferencias... Es una página interactiva para que todo aquel capitalino que quiera opinar encuentre el modo de hacerlo.
Salomón Chertorivski define cuatro principios que regirán ese proyecto integral: “Uno, la cuestión social; es decir, en esta zona vive en términos absolutos el mayor número de menesterosos de nuestra capital, por lo que en el centro de lo que se decida hacer ahí tiene que haber una oportunidad de desarrollo para la gente que ahí habita.Segundo, tiene que ser una oportunidad económica de generación de empleo; tenemos que ver que en la zona se requiere no solo sustituir los empleos que generaba la unidad económica que representa el aeropuerto sino generar una potencialidad mayor, una posibilidad de crecimiento económico como tal para la zona. Tercero, necesitamos que todo lo que se planee ahí sea sustentable y que la ecología y el medio ambiente estén como parte central y fundamental de ello; en particular, como ya platicábamos, el tema del agua tiene que estar presente. Y por último, como cuarto principio, yo diría esto que sonará repetitivo, pero insisto: requerimos que la ciudadanía participe y requerimos hacerlo con la máxima transparencia”.
—Se da un primer paso con los foros; ¿qué viene ahora para el proyecto?
—Esta es la primera entrega, seguramente para los próximos meses estaremos con un segundo, y quizás un tercer entregable, para concluir antes de que termine la administración del doctor Miguel Ángel Mancera con un proyecto y con un modelo de gestión que deje ya el mapa de ruta de cómo se tiene que hacer… ¿De quiénes participan? ¿Cómo se participa? ¿Cómo se financia? y de cómo va a ser al final una realidad este gran proyecto de Ciudad del futuro.
—¿Qué le dice a los capitalinos sobre este proyecto a largo plazo?
—Lo diría con mucha esperanza de esta manera: en ese terreno, o a partir de ese terreno, podemos soñar la ciudad que queremos en el futuro; ahí debemos de ver a la Ciudad de México del mañana y la que le queremos dejar a nuestros hijos y a nuestros nietos.