Los demócratas que buscan afanosamente un profundo proyecto de ley sobre inmigración cuentan con la ayuda del representante republicano Paul Ryan, el compañero de fórmula de Mitt Romney el año pasado y un inesperado candidato a rescatar el proyecto central del segundo mandato del presidente Barack Obama.
Ryan, presidente de la Comisión Presupuestaria de la Cámara de Representantes y mencionado con frecuencia entre los posibles aspirantes republicanos a la presidencia en 2016, se distingue de muchos de sus compañeros de partido en la cámara baja ya que se muestra a favor de hallar la manera de que sean reconocidos 11 millones de inmigrantes que residen en Estados Unidos sin autorización legal.
Defiende una reforma profunda de la ley por considerarla una necesidad para asegurar la seguridad económica y nacional; un argumento adecuado para un acólito de Jack Kemp, el fallecido congresista republicano y candidato a la vicepresidencia en 1996, que no logró en 2006 reformar el sistema de inmigración.
“Paul Ryan sostiene que no podemos tener una permanente segunda categoría de estadounidenses, que deber haber un camino rumbo a la ciudadanía”, dijo el representante demócrata Luis Gutiérrez, que ha trabajado de forma incesante en la legislación sobre los inmigrantes. “Es mi referente. Sé que le causo problemas cada vez que lo digo”.
Los ayudantes de la Casa Blanca mencionan con frecuencia al congresista republicano de Wisconsin como alguien crucial para la futura legislación este año, con la esperanza de que un republicano con impecables credenciales conservadoras convenza a los recalcitrantes miembros de la cámara baja.
Ryan recuerda además a otros dos poderosos bloques que respaldan la reforma de la ley de inmigración, la Iglesia católica y el mundo empresarial.