El Congreso, ‘sin mucha productividad ni profesionalismo’

La LXII Legislatura debe mejorar su trabajo en comisiones, pues es ahí donde las iniciativas se procesan y dejan listas para discutirse y aprobarse.

Cámara de Diputados
Foto: Internet
Redacción
Nacional
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José Luna
reporteros@revistavertigo.com

El pasado 30 de abril concluyó el periodo ordinario de sesiones en el Congreso de la Unión y los legisladores dejaron pendiente de aprobar una serie de reformas constitucionales, leyes secundarías e incluso el nombramiento del consejero que hace falta en el Instituto Federal Electoral.

El siguiente periodo ordinario comenzará hasta el próximo 1 de septiembre y por ello no pocos legisladores plantean la posibilidad de que se lleven a cabo uno o más periodos extraordinarios, para aprobar los asuntos pendientes.

¿Pero qué hace que, legislatura tras legislatura, senadores y diputados no logren concretar acuerdos y aprobar las reformas que ellos mismos plantean como trascendentes, impostergables, estructurales o de gran calado?

De lo anterior da cuenta Luis Carlos Ugalde, director general de Integralia, empresa de análisis y consultoría en asuntos públicos, “especializada en inteligencia legislativa y política” y la cual, precisamente, formula reportes sobre el desempeño del Congreso de la Unión, mismos que exhiben las deficiencias del Poder Legislativo.

Falta de pericia

Aunque en pasados periodos ordinarios de sesiones la LXII Legislatura ha logrado la aprobación de algunas reformas que cobraron cierta relevancia, “ello no significa que el Congreso mexicano se haya transformado para ser la institución moderna, transparente y profesional que México necesita”, sostiene Luis Carlos Ulgalde, quien añade que el Poder Legislativo “sigue mostrando debilidades estructurales”.

En entrevista con Vértigo, el director general de Integralia comienza por señalar que las llamadas reformas estructurales, como la energética, la fiscal o la política, no son precisamente demandas de la sociedad sino de la academia, algunos círculos empresariales o bien de organismos internacionales.

Lo que la sociedad demanda, aclara, es una mejor impartición de justicia, mayor calidad de vida, más empleos: “No veo a la gente marchando en la calle para que se apruebe la reelección de los alcaldes o los legisladores, por ejemplo”.

Acepta que las referidas reformas estructurales son necesarias para llegar a aquellos asuntos que sí son demandas de la sociedad y de ahí la importancia de que se aprueben. Sin embargo, dice, hay otro aspecto que se debe tomar en cuenta y que de alguna manera explica la falta de aprobación, y ello es que en el Congreso no hay claridad sobre los problemas que existen en el país: “No hay un diagnóstico preciso”.

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