Dos primos palestinos irrumpieron el martes en una sinagoga, atacaron a los fieles con cuchillas de carnicero, hachas y armas de fuego y mataron a 4 personas. La policía mató a los agresores en un tiroteo.
Se trata del atentado con más víctimas mortales registrado en Jerusalén en varias décadas y aviva el temor a una violencia sostenida en la ciudad, ya alterada por las crecientes tensiones por un disputado lugar de culto.
La policía dijo que las víctimas eran 3 estadounidenses y un británico, todos con la doble nacionalidad israelí.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que Israel “responderá con dureza” al ataque, que describió como un “cruel asesinato de judíos que acudieron a rezar y fueron asesinados por asesinos despreciables”.
El presidente palestino, Mahmud Abás, condenó el ataque, algo que no ocurría desde que comenzó el repunte de violencia contra israelíes. También pidió que Israel pusiera fin a las “provocaciones” en torno al lugar sagrado de Jerusalén.
En un comunicado, la oficina de Abás dijo que “condena el asesinato de fieles en una sinagoga en Jerusalén oriental”.
El texto pedía el fin de la “invasión” de la mezquita en Al Aqsa y el fin de la “provocación” de ministros israelíes relacionada con el lugar, que los judíos conocen como Monte del Templo.
Los grupos Hamas y Yihad Islámica señalaron, por su parte, que el ataque es una “respuesta natural a la ocupación” de la mezquita.