Un atacante suicida hizo estallar una camioneta cargada con explosivos en un concurrido mercado de frutas y verduras al aire libre que se encontraba lleno de jornaleros, causando la muerte de 36 personas y 52 heridas.
El grupo Estado Islámico se responsabilizó del ataque en un comunicado difundido en una plataforma rebelde utilizada a menudo por los extremistas.
El primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, dijo junto al presidente de Francia, François Hollande, quien estaba de visita oficial en Irak en el momento del atentado, que el atacante se hizo pasar por alguien que buscaba contratar jornaleros y cuando los trabajadores se reunían alrededor de la camioneta, el agresor activó los explosivos.
El atentado fue el tercero en igual número de días que se atribuye el Estado Islámico y que han tenido lugar dentro y en los alrededores de Bagdad, situación que pone de relieve la persistente amenaza que representa esa organización armada a pesar de la cadena de reveses que ha tenido en el último año en ese país, incluido dentro y en los alrededores de la ciudad de Mosul, en el norte.
El ataque tuvo lugar en Ciudad al-Sadr, un amplio distrito chií en el este de Bagdad que ha sido escenario de numerosos atentados de extremistas suníes desde la invasión de 2003 que encabezó Estados Unidos.
Otras tres bombas de menor potencia estallaron el lunes en otras partes de Bagdad y causaron siete civiles muertos y al menos 30 heridos, según funcionarios médicos y policiales. Todos los funcionarios solicitaron el anonimato porque no estaban autorizados a hacer declaraciones a la prensa.