Este lunes el Kremlin expresó su molestia por la insistencia de Estados Unidos en culpar a Rusia de haber realizado los ciberataques contra el Partido Demócrata con el supuesto fin de influir en las elecciones presidenciales que se celebraron el pasado noviembre en ese país.
Moscú niega estar detrás de esa injerencia y subraya que Washington no ha presentado ninguna prueba real al respecto, solo conclusiones de sus servicios de seguridad.
“Estamos bastante cansados de esas acusaciones. Esto recuerda claramente a una caza de brujas en toda su magnitud”, declaró Dmitri Peskov, el portavoz del presidente Vladimir Putin, sobre el informe divulgado el viernes pasado por los servicios secretos estadunidenses.
Peskov señaló que la de ahora no es la primera vez que la Casa Blanca desata una “caza de brujas”, pero que afortunadamente después de pasados periodos de su historia que no llegó a determinar, a Estados Unidos llegan otros tiempos en los que sus dirigentes se muestran “más sensatos y partidarios del diálogo”, en referencia a Donald Trump.
Con estas palabras, el portavoz daba hoy a entender que esperan que el presidente electo estadunidense Donald Trump inaugure una de esas nuevas etapas de colaboración, aunque, como señalan observadores y analistas, esas esperanzas pueden esfumarse rápidamente.
Así sucedió después de la llegada al poder de Barack Obama, quien en las relaciones con Rusia comenzó simbólicamente apretando el botón de reset (reiniciar). El idilio duró poco y al final de la presidencia demócrata, las relaciones bilaterales han llegado a su punto más bajo en la historia de Rusia después de la Guerra Fría.
El informe del pasado 6 de enero asegura que fue Putin el que ordenó influir en las elecciones mediante ciberataques, aunque no aporta pruebas en la parte del documento que se ha hecho pública. El informe completo es casi el doble del sacado a la luz el pasado viernes y ese medio centenar de páginas ha sido mostrado solo a la persona saliente y entrante en la Casa Blanca: Obama y Trump.
“Desde nuestro punto de vista (del gobierno ruso), a día de hoy se siguen pronunciando acusaciones absolutamente gratuitas y sin ningún fundamento”, subrayó Peskov, que agregó que todo esto “suena a un nivel bastante dilentante y emocional que difícilmente puede aplicarse al trabajo profesional de servicios secretos de primer orden”.
El informe “considera con un alto grado de confianza” que la inteligencia militar rusa entregó a Wikileaks los materiales que obtuvo como resultado de su supuesto ataque informático al Comité Nacional Demócrata, algo que tanto Julian Assange —fundador de Wikileaks— como Moscú han negado. El objetivo del Kremlin habría sido dañar la campaña de la demócrata Hillary Clinton y favorecer la de Trump, por quien Putin ha mostrado públicamente su simpatía.