Demócratas y repúblicanos, por una reforma migratoria

La importancia electoral que representa el voto de las minorías, y sobre todo de los hispanos, va más allá de los procesos de elecciones locales, estatales y federales: el tema de fondo es el cualitativo cambio demográfico y étnico que experimenta la nación más poderosa del mundo.

Migrantes
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Política
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Por: Ángel Hernández

El cada vez mayor capital político acumulado por los hispanos en Estados Unidos dejó constancia en las elecciones presidenciales del pasado 6 de noviembre, donde su voto permitió que el presidente Barack Obama triunfara en estados decisivos y, por tanto, consiguiera su segundo periodo en la Casa Blanca.

El voto hispano despejó además las dudas que existían —sobre todo entre republicanos— acerca del papel fundamental que esta población tiene en lo económico, lo social y lo político en la Unión Americana, así como de la necesidad de no posponer más una reforma migratoria integral.

Como hace cuatro años, cuando jugaron un papel determinante en los comicios presidenciales, en esta ocasión volvieron a ser la balanza de una contienda electoral que en las últimas semanas se cerró a tal grado, que el propio Barack Obama reconoció que el apoyo de la minoría étnica más grande de ese país sería determinante en el resultado final.

Esa predicción quedó evidenciada con el apoyo que recibió el presidente Obama por parte de 72% de los votantes de esa comunidad, contra 20% que alcanzó el candidato republicano, Mitt Romney, sobre todo en estados clave como Colorado, Nevada, Virginia, Ohio y Florida, donde la comunidad hispana hizo sentir su importancia electoral de casi 11% del padrón estadunidense.

Para analistas, organizaciones hispanas y grupos pro derechos de los migrantes, pero sobre todo para los políticos de esa nación, los resultados presidenciales son la prueba contundente que obliga a no posponer por más tiempo una reforma que permita la legalización de casi doce millones de latinos —la gran mayoría de origen mexicano—, pues esa población volvió a demostrar que cada vez más será el factor que permita el predominio demócrata o republicano en la presidencia de la primera potencia del mundo.

Reafirman protagonismo

Como nunca antes, el factor de las minorías fue determinante en las elecciones presidenciales de Estados Unidos: con su voto, los jóvenes, los hispanos, las mujeres y otras minorías étnicas se manifestaron en las urnas para dar a conocer el nuevo rostro de la sociedad estadunidense.

Como parte de este cariz multicultural y racial, la comunidad hispana volvió a refrendar su protagonismo en la vida política, ya que si bien había enojo y frustración por la promesa incumplida de Obama de sacar adelante una reforma migratoria en su primer periodo presidencial, al final lo volvió a apoyar con la esperanza de que ahora sí se comprometa a impulsar esa iniciativa en el Congreso.

Medidas del presidente Obama como el Programa de acción diferida para los llegados en la infancia, que permitió que dos millones de jóvenes que viven de manera ilegal en Estados Unidos, conocidos como dreamers, no sean deportados de manera temporal, contribuyeron para que el mandatario tuviera un respaldo de tres votos a uno respecto de su contrincante republicano.

De ahí que una vez confirmado su triunfo electoral, que permitirá a los demócratas un segundo periodo consecutivo en la Casa Blanca, el presidente Obama manifestó su confianza en que la reforma migratoria será una realidad y recordó que “antes de las elecciones predije que el voto latino iba a ser importante”, lo que obligaría al Partido Republicano —reacio a apoyar una reforma migratoria— a reflexionar sobre su posición en el tema.

Reconocimiento

Y en efecto: los republicanos, tan afectos a denostar en sus procesos internos para la elección de candidatos a los migrantes indocumentados, a quienes responsabilizan de un sinnúmero de males que aquejan a Estados Unidos, reconocieron bajo el peso de la derrota que “quizás ha llegado el momento” de una reforma migratoria, como lo admitió el líder republicano en la Cámara de Representantes, John Boehner, lo que significó un sorpresivo e inesperado cambio de tono y actitud, atribuible a la contundencia del peso electoral hispano demostrado en las elecciones presidenciales.

Para los analistas en ese país, el discurso retórico utilizado por los republicanos contra la migración en 2006 y 2007, a partir de las grandes movilizaciones que realizaron cientos de miles de indocumentados a nivel nacional para exigir una reforma integral, generó un distanciamiento entre hispanos y el Partido Republicano, lo que explica en gran medida que el apoyo electoral pasara de 44% en 2004 a menos de 27% en los comicios presidenciales de este año.

Una muestra más clara de la forma inadecuada en que los republicanos trataron el tema migratorio la dio su propio candidato presidencial, Mitt Romney, quien durante su campaña destacó la conveniencia de la “autodeportación” de los inmigrantes ilegales, una medida poco realista y que demostró desconocimiento del problema.

Cambio demográfico y étnico

La importancia electoral que representa para demócratas y republicanos el voto de las minorías, y sobre todo de los hispanos, va más allá de los procesos de elección de candidatos al interior de esos partidos o a elecciones locales, estatales y federales, ya que el tema de fondo es el cualitativo cambio demográfico y étnico que experimenta la nación más poderosa del mundo.

De acuerdo con la Oficina del Censo en Estados Unidos, la migración está jugando un papel determinante en ese cambio, ya que más de la mitad de nacimientos que tuvieron lugar en ese país en la última década corresponden a descendientes de hispanos y asiáticos.

Por si esto no fuera relevante, las proyecciones del censo destacan que uno de cada tres estadunidenses será hispano en 2060, mientras que en la actualidad representan uno de cada seis.

Para los expertos, estos nuevos grupos de población “desafían” nociones que de manera tradicional han marcado la política y la economía de Estados Unidos.

Así, de acuerdo con el documento, las minorías que representaron casi un tercio de los electores este año, crecerán en los futuros comicios y serán factor determinante para conformar nuevos escenarios políticos.

Por su parte, el Pew Hispanic Center resalta que la base electoral de hispanos representa casi 24 millones de votos, con lo que confirman su cada vez mayor influencia en los procesos electorales.

Momento para la reforma

Por ello, no es de extrañar que la derrota republicana haya disparado literalmente el interés de ese partido por la reforma migratoria, al grado de que a diferencia de otros momentos menos apremiantes para su causa electoral, ahora y legisladores de ese partido hayan presentado propuestas migratorias.

Los senadores republicanos Kay Bailey Hutchinson y Jon Kyl lo hicieron a fines de noviembre con un proyecto de ley para legalizar a jóvenes indocumentados que llegaron de niños a Estados Unidos. El denominado Achieve es semejante a la medida ejecutiva tomada por el presidente Obama y que ha permanecido archivado en el Congreso pese a contar con el apoyo de demócratas y republicanos.

Con esta propuesta, habría visa por seis años para los dreamers que cursan estudios superiores (visa W1) y una de cuatro años (W2) para los que obtengan un título técnico o hayan servido en las fuerzas militares, mientras que una tercera (W3), renovable cada cuatro años, a quienes hayan llegado a Estados Unidos antes de los 14 años, tengan menos de 28 y cumplan con todos los requisitos que se establezcan para su obtención.

Otro proyecto es el que presentaron los senadores demócrata Chuck Schumer y republicano Lindsey Graham, que prevé mecanismos para que los casi once millones de inmigrantes ilegales que viven en ese país puedan obtener su regularización migratoria.

Su propuesta, aclaran, se dará hasta que haya fronteras seguras en ese país, además de que tendrán que aprender inglés, realizar sus trámites y no antes de quienes lo están haciendo de manera correcta, por lo que pueden tardar más de una década para obtener autorización de residencia o green card.

Las organizaciones pro inmigrantes también están conscientes de que este es el momento político para dar forma definitiva a una reforma migratoria, por lo que en diferentes puntos de EU lanzan campañas en las que participan desde las agrupaciones latinas más importantes hasta líderes religiosos, destacadas personalidades republicanas y empresarios.

La afirmación de representantes de la comunidad hispana en el sentido de que “sabemos que tenemos un gran capital político y no lo vamos a desperdiciar”, es una convicción que se ha extendido a gran parte de EU y refleja la convicción de no posponer de nueva cuenta un debate ya superado por la realidad económica y política estadunidense: la migración es la respuesta a su futuro como potencia mundial, sobre todo la de origen latino.

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