El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), acorralado por el escándalo de corrupción en Petrobras, lanzó una ofensiva internacional en la Organización de Naciones Unidas, asegurando ser víctima de una “persecución política”.
Los abogados de este icono de la izquierda brasileña ya habían cantado victoria el miércoles, al anunciar que el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos admitió una solicitud para pronunciarse sobre las “arbitrariedades” cometidas contra Lula por el juez Sergio Moro, que investiga el megafraude de la petrolera estatal.
Este jueves una portavoz del Alto Comisionado confirmó que se “registró” formalmente una solicitud presentada por el ex mandatario brasileño, pero subrayó que se trata de una formalidad que no implica la admisibilidad, que debe ser examinada.
La comisión todavía debe examinar la denuncia, oficialmente denominada “comunicación”, para determinar si es admisible, precisó.
De momento esta fue transmitida a la misión de Brasil en Ginebra, que “tiene dos meses para presentar observaciones. En total, el tratamiento de una denuncia puede durar hasta cinco años”, agregó la portavoz.
En caso de admisibilidad podría derivar, en el mejor de los casos para Lula, en una condena no vinculante contra Brasil.