Decenas de miles de brasileños salieron de nuevo este 13 de diciembre a las calles para exigir un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, aunque la cifra de manifestantes fue menor a la de meses atrás.
La protesta fue la cuarta a nivel nacional –convocada en 100 ciudades- para exigir el cese de la mandataria desde que iniciara en enero su segundo mandato, ahora con índices de popularidad en caída y cuyo proceso de “impeachment” (juicio político) ya inició.
En marzo pasado, 1 millón de personas llenaron la Avenida Paulista de Sao Paulo esta vía y este domingo la protesta sólo logró reunir cerca de 80,000.
“Al brasileño solo le interesa la playa, el futbol y la cerveza. Es muy triste que en la actual situación que vive el país haya más personas tomando el sol que manifestándose”, se lamentaba Rossy Queiroz, una taxista de 62 años.
Reelecta en octubre del año pasado por un escaso margen de votos, Rousseff
enfrenta la peor recesión de Brasil en décadas y el mayor escándalo de corrupción en torno a la petrolera estatal Petrobras, en el que miembros de la cúpula de su Partido de los Trabajadores (PT) están incriminados.
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