Discapacitados son esclavizados en islas surcoreanas

La esclavitud prospera en islas rurales de la costa escabrosa del suroeste de Corea del Sur, nutrida por una larga historia de explotación y los imperativos de tratar de exprimir un sustento del mar.

Dos terceras partes de la sal de mar surcoreana se producen en más de 850 granjas de sal
Foto: AP
Agencias
Política
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El sol era abrasador en las aguas poco profundas donde Kim Seong-baek era obligado a trabajar sin paga, día tras día, durante 18 horas días, recogiendo grandes cristales de sal que se formaban en el fango a su alrededor. Medio ciego y en harapos, Kim se sujetó de otro esclavo, y los dos hombres discapacitados se dirigieron a la costa.

Lejos de Seúl, la relumbrante capital de acero y vidrio, se habían convertido en presas en esta remota isla donde la esclavización de discapacitados en granjas de sal es un secreto a voces.

“Fue un auténtico infierno”, dijo Kim en una serie de entrevistas recientes con The Associated Press, cuyos detalles son corroborados por documentos de la corte y por abogados, policías y funcionarios de gobierno.

Perdidos, vagaron a lo largo de negras salinas con una brillante pátina de delgada corteza blanca. Podían sentir las miradas de los residentes de la isla. Todos sabían quién pertenecía al lugar y quién no.

Cerca de una tienda de comestibles, el hijo del dueño de la misma los detuvo y llamó al jefe de los fugitivos, quien golpeó a Kim con un rastrillo y lo envió de regreso a las minas de sal.

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La esclavitud prospera en islas rurales de la costa escabrosa del suroeste de Corea del Sur, nutrida por una larga historia de explotación y los imperativos de tratar de exprimir un sustento del mar.

Dos terceras partes de la sal de mar surcoreana se producen en más de 850 granjas de sal en decenas de islas en la provincia de Sinan, incluida la isla Sinui, donde la mitad de los 2,200 residentes trabajan en la industria. Los trabajadores pasan días agotadores manejando una compleja red de canales, mangueras y áreas de almacenamiento.

En cinco ocasiones durante la última década han emergido revelaciones de esclavitud que involucran a discapacitados. El caso de Kim detonó una investigación a nivel nacional sobre miles de granjas e instalaciones de discapacitados que encontró que más de 100 trabajadores laboraban sin paga o por muy poca.

No obstante, poco ha cambiado en las islas, según una investigación realizada durante meses por la AP con base en documentos policiales y de la corte, y decenas de entrevistas con esclavos liberados, salineros, aldeanos y funcionarios.

Aunque se abrió proceso a 50 propietarios de salinas e intermediarios laborales regionales, la policía nacional dice que ningún policía o funcionario local enfrentará castigo, a pesar de múltiples entrevistas que muestran que algunos sabían sobre los esclavos e incluso impidieron intentos de escapatoria.

Poco después de la investigación nacional, activistas y la policía encontraron en las islas a otros 63 trabajadores que no recibían salario o recibían muy poco, de los cuales tres cuartas partes eran discapacitados mentales.

El ex jefe de Kim, Hong Jeong-gi, no respondió a varias solicitudes de comentario realizadas a través de su abogado. Él va a presentar la próxima semana una apelación contra la sentencia de tres años y medio de prisión en su contra.

Otros salineros han dicho que proporcionan un oasis a discapacitados y personas sin hogar.

“Estas son personas que son desatendidas y maltratadas”, dijo Hong Chi-guk, un salinero de 64 años en Sinui. "¿Qué alternativa tiene nuestra sociedad para ellos?”.

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