El turismo en alza...pese a todo

Las cifras demuestran que no todo se desploma en la economía mundial.

Turismo
Foto: Creative Commons
Redacción
Política
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Por: Claudia Luna Palencia

Viajar, por antonomasia, es un placer. Es uno de los grandes regocijos para todos los sentidos y, afortunadamente, su gama es tan amplia como la oferta de destinos que paso a paso va ampliándose en la dimensión de un mundo más abierto y menos equidistante.

Hay naciones que certeramente han dado en la diana para convertirse en verdaderos imanes de masas de viajeros con el menoscabo de robarle protagonismo a muchos otros países quizá mejor dotados de un ecosistema virginal y recursos naturales, pero menos eficaces en infraestructura.

Como sea, el turismo es el gran sector simpático de la economía que, sin dar valor agregado, cada vez se posiciona en una piedra angular del sector terciario de la producción.

Así los servicios detonados a su alrededor como actividad son la minerva del desarrollo para muchos países emergentes necesitados de divisas y, sin lugar a dudas, el motor dinamizante de las economías industrializadas.

Quizá ello explique el especial seguimiento cuidadoso y meticuloso que realiza la Organización Mundial del Turismo (OMT) a través de un barómetro para analizar la conjugación de las diferentes y muy amplias variables, tanto objetivas como subjetivas, que impactan en las decisiones de los potenciales viajeros.

En materia turística hay para todos los gustos: el universo de opciones es tan amplio como ancho es el océano abisal y se pueden encontrar alternativas en los sitios más rústicos como en los más exclusivos.

Y lo más relevante es que la gente se está movilizando, está viajando: de acuerdo con la OMT, el año pasado aumentó 4.4% el turismo mundial, al registrarse el trasiego de mil 184 millones de viajeros; es decir, 50 millones más que de 2014.

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Es cierto, resulta chocante que 85% de la población mundial no haga turismo y presumiblemente obedezca a causas económicas además de otras razones menos monetarias.

Pero mucho está cambiando en la mentalidad del viajero posmoderno del siglo XXI, explican para Vértigo un par de especialistas en el sector, tanto en México como en España.

Para Susana Cuéllar, directora de Tyst Satélite, “las personas no tienen miedo de viajar, aun con todos los actos terroristas y no creo que dejen de hacerlo nunca por ese motivo”.

Aunque no se ha convertido en un freno en sí mismo, es verdad que cada vez aumentan más los registros y controles de seguridad en países considerados altamente sensibles como blancos del terrorismo.

“Los viajeros mexicanos se sienten incómodos cuando tienen que ir a Estados Unidos, especialmente tratándose de hacer escala para dirigirse a otro continente. Los tiempos de espera para entrar al país, lidiar con la paranoia de las autoridades de migración y llegar a ‘cachar’ el vuelo en conexión a tiempo, pueden volver loco a cualquiera. Muchos de mis viajeros prefieren pagar más por un boleto de avión directo a Europa o Asia, o darle la vuelta al mundo por otro lado, que tener que poner un pie en Estados Unidos y someterse a las autoridades de ese país”, subraya Cuéllar.

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—¿Qué pasa, por ejemplo, con destinos como Egipto, Túnez, Israel o Jordania; los mexicanos los siguen demandando?

—Sí. Aunque los tours en esos países se siguen realizando con toda normalidad, en mi agencia no se ofrecen. Y se venden solamente si el cliente es quien insiste en ir a dichos países. Les explicamos el riesgo y bajo su propia responsabilidad lo deciden. Israel es un destino incluido en los tours de experiencias “religiosas”, pero los operadores han logrado armar nuevos tours “religiosos” que no necesariamente incluyen la visita a Israel.

Elena Salvador, directora de Turmar en Madrid, España, comenta por su parte que el turista español no ha parado de viajar debido al terrorismo; ni siquiera los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron óbice para hacerlo.

Cuestión de idiosincrasia, de cultura, de asimilación de la libertad: “Mientras al viajero español le gusta salir más de una vez al año y es muy independiente, el mexicano es un viajero atraído por nuevas experiencias, más informado e interesado en adquirir conocimiento previo a su viaje para obtener un mejor resultado del mismo”.

Cada vez hay mayor interés en rentabilizar al máximo las posibilidades de viajar, sacarle todo el partido y ello en parte es provocado por la llamada generación de los millennials.

“Esta generación constituye un segmento de viajeros muy relevante actualmente, dado que tiene sed por descubrir nuevas rutas, en su mayoría exóticas, o ir a los lugares internacionales de moda”, comenta a su vez Cuellar, mientras que para Salvador la transformación en los gustos y tendencias de los viajeros está replicada por la influencia del internet “y porque viajar es más barato y abunda la información sobre los destinos”.

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Mundo bipolar

A la pasada cita anual de la Feria Internacional de Turismo (Fitur) en Madrid asistieron más de 232 mil visitantes, un récord de audiencia para una de las ya imprescindibles citas para oferentes y demandantes vinculados con la llamada “industria sin chimeneas”.

Bajo sus paredes, Enrique de la Madrid Cordero, titular de la Secretaría de Turismo (Sectur), anunció que México el año pasado habría recibido 31 millones de turistas, un dato bastante positivo que para 2016 podría crecer hasta poco más de 35 millones.

Aunque comparado con los resultados de España motivará que más de uno se dé de bruces intentando descifrar el complejo algoritmo de por qué hay personas que eligen más viajar a España que al país azteca: el año pasado España recibió 68 millones de turistas, lo que implicaría para la economía ibérica batir todos sus referentes y confirmar un lugar de honor muy destacado en el Olimpo del turismo global.

La gran interrogante, desde siempre, con la que se juega constantemente empero, sin encontrar la respuesta acertada, es: ¿qué le falta a México para catapultarse hacia ese selecto club? Porque cualidades las tiene todas con sus sobradas playas azul turquesa.

Para Salvador, en su experiencia como touroperadora, al español promedio lo que más le impacta es la relación precio-calidad; viene siendo también el mismo factor imperante en la mayoría de los viajeros mexicanos, aunque con la salvedad de que para los más pudientes el atractivo principal es más bien lo exótico por encima del costo.

“En el caso del español promedio su elección inmediata no pasa por México, dada su lejanía, al otro lado del Atlántico, con diez horas de avión mínimas. Asimismo, Punta Cana está igualmente lejana, pero es mucho más barata”, afirma.

En algunas ciudades europeas, en fechas cercanas a vacaciones como Navidad y Semana Santa es frecuente observar en el Metro y las paradas del autobús cartelones publicitarios de circuitos turísticos (la mayoría todo incluido) para conocer distintas zonas de México: desde los tesoros coloniales, pasando por los paisajes biodiversos, la ruta Maya y la ruta de Occidente, hasta el Distrito Federal.

Parecería muy injusto decir que México debe continuar abaratándose hacia el turismo internacional en precios, para competir en una carrera insostenible en el tiempo con esa sola premisa.

Por estos días en los que se abre una ventana de oportunidades para el descanso, en Madrid luce alguna publicidad relacionada con la Riviera Maya, Isla Mujeres, Cozumel, Cancún y la ruta Mérida; cada vez se lee menos promoción de Acapulco; mientras que Baja California, con Los Cabos y Loreto, ni siquiera figuran; ni qué decir de Puerto Vallarta y otras playas.

De sol, arena, playa, un baño con delfines, un poco de cultura e historia y de paso conocer Chichén Itzá hay algunas ofertas con Iberia saliendo desde Madrid con todo incluido en un total de nueve días en un hotel de cinco estrellas con precios a partir de 735 euros por persona en habitación doble.

En cuanto a las rutas culturales, diversas agencias ofrecen circuitos interesantes y extendidos, tales como Catai Tours de once días, con guía incluido más avión, hotel y desayunos —almuerzos en días señalados donde corresponda excursión—, con un precio a partir de los mil 635 euros por persona en la ruta Distrito Federal, Querétaro, San Miguel de Allende, Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas, Guadalajara, Pátzcuaro, Morelia y Toluca.

Hay otros paquetes más intensivos de México al completo en 17 días, a partir de los dos mil 590 euros por persona viajando a Distrito Federal, San Miguel de Allende, San Luis Potosí, Zacatecas, Guadalajara, Puebla, Oaxaca, Tehuantepec, Cañón del Sumidero, San Cristóbal, Palenque y Villahermosa.

El férreo dragón rojo

Los destinos euro, yen y libra esterlina implican esfuerzos sobrecargados para el bolsillo de una persona que desde América Latina pretenda conocer España, Francia, Japón o Gran Bretaña. Simplemente, en el caso de México, un euro se cambia por 20 pesos.

En la dinámica del turismo mundial obran igualmente esos desequilibrios norte-sur, donde los destinos ubicados al norte del hemisferio terráqueo son los más caros, al mismo tiempo que los que más viajeros captan y los que mayor derrama económica obtienen.

En contraste, los del sur se abaratan constantemente, bajo el chantaje de requerir desesperadamente las divisas del turismo para generar empleos y oportunidades de superación.

Nada más por la simple situación cambiaria del euro versus el peso, esos 20 pesos por euro le dan al europeo un poder adquisitivo que de entrada se le quita al mexicano que convierte su moneda para ir a Europa; como le pasa igualmente con los 18 pesos por dólar.

En este sentido, Cuéllar reflexiona que “muchos potenciales viajeros mexicanos están conteniendo su toma de decisiones para salir este año en espera de que el peso recupere terreno”.

Ese potencial turista tiene en mente visitar Londres, París y Roma. En Estados Unidos, conocer Las Vegas, Nueva York y Orlando. En Sudamérica, Perú amaciza en las preferencias.

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—¿Con qué frecuencia un mexicano elige ir a España?

—No es muy frecuente. Por lo general piden Francia, Inglaterra e Italia. Si en el inter el recorrido pasa por España, es aceptado. Pero realmente son pocos los que solicitan conocer España como primera opción.

Los viajes solicitados a España, puntualiza Cuéllar, en general son por cuatro motivos: porque la persona tiene algún familiar allá; estudiará un semestre o un año de intercambio; desea asistir a un evento deportivo; o bien asiste a un determinado congreso.

Pero mientras con mucho esfuerzo México ha logrado regresar a la lista de los diez países más visitados del mundo y España reluce entre los cinco primeros, es la dinámica turística de China la que sigue despertando pasiones y odios: cuando la conoces o te encanta o te desenamora.

¿Qué tiene China que se ha posicionado tan rápido en la bitácora del viajero global?

Para Cuéllar la respuesta la proporciona la amplia agenda de negocios con el gigante asiático.

Con ese potencial no únicamente la economía china es imán para el viajero internacional, sino que sobresale como un emisor considerable de turistas: según estadísticas de la OMT, en 2015 los países cuyos habitantes más gastaron en hacer turismo internacional fueron China, con 165 mil millones de dólares; Estados Unidos, con 112 mil millones de dólares; Alemania, con 92 mil millones, y Reino Unido y Rusia, con 58 mil y 50 mil millones de dólares, respectivamente.

Asimismo, la OMT difundió el ranking del top ten de los países más visitados en 2015: Francia atornillada en el primerísimo sitio con 83.7 millones de turistas; le secundó Estados Unidos con 74.8 millones y en tercer puesto España con 68 millones, mientras que China se ubicó en el cuarto lugar con 55.6 millones de visitantes.

En quinto se situó Italia con 48.6 millones; después, Turquía con 39.8; Alemania con 33 millones de paseantes; Reino Unido se colocó en el octavo escalafón con 32.6 millones; a continuación Rusia con 31.5 millones y, finalmente, México cerró el grupo con 31 millones de turistas.

Un resultado muy loable dada una recuperación económica global todavía frágil, con el terrorismo como factor latente y la sombra desafiante del cambio climático: pese a todo ello el turismo global vivió su sexto año consecutivo de crecimiento.

Y para este año el pronóstico también es positivo: “Basándose en la actual tendencia y en esta perspectiva general, la OMT prevé que las llegadas de turistas internacionales crecerán 4% en todo el mundo en 2016”.

Fundamental: recordar que la industria sin chimeneas se convierte en divisas que son trabajo y este es dinero que al final se traduce en consumo para cerrar la pinza asertiva de la economía. No en balde 10% del PIB mundial lo genera esta actividad ociosamente placentera.

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