Tras la decisión del parlamento británico de no apoyar la intervención en Siria, la administración de Barack Obama se vio forzada a considerar ataques unilaterales contra el régimen del presidente sirio Bashar al-Assad.
El parlamento británico se negó a reconocer el ‘principio’ de una intervención militar en Siria que postuló el primer ministro David Cameron. El mandatario argumentó que existían pruebas ‘convincentes’ sobre la participación del presidente sirio en un ataque con armas químicas contra civiles.
A pesar de que el apoyo de Gran Bretaña no es imprescindible para Estados Unidos, el país norteamericano se quedó sin el respaldo de su aliado más leal.
En días recientes, Obama mantuvo comunicación con líderes de Francia, Australia, Canadá y Alemania, pero ninguno de estos países se considera un aliado tan fuerte como Gran Bretaña, nación que ha apoyado históricamente a Estados Unidos en sus acciones militares.
Mientras tanto, los inspectores de armas de la ONU continúan en Siria tratando de confirmar el uso de armas químicas. Está programado que los inspectores abandonen el país el sábado por la mañana.
Con información de: The Guardian