La Unión Europea afirmó estar en desacuerdo con el decreto antiinmigrante de Estados Unidos, según indicó la jefa de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini, quien consideró que “nadie puede ser privado de sus derechos a causa de su lugar de nacimiento, religión o etnia”.
“Ciertamente discordamos de la orden ejecutiva emitida por el presidente de Estados Unidos el 27 de febrero, como muchos en Estados Unidos también parecen discordar”, declaró la diplomática en un discurso ante el pleno del Parlamento Europeo, en Bruselas.
Magherini dijo haber recibido ayer la garantía de Estados Unidos de que la orden ejecutiva no se aplica a ciudadanos europeos, aunque tengan doble nacionalidad de uno de los siete países listados.
“Saludamos esa clarificación, pero quiero ser absolutamente clara: ello no cambia nuestra opinión general sobre la orden ejecutiva”, dijo, arrancando aplausos de los parlamentarios.
La Alta Representante lamentó particularmente que el decreto haya sido firmado en el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, “una fecha para rechazar cualquier discriminación y para reflexionar sobre nuestro deber de acoger a quienes huyen de la persecución y se debe proteger a ellos y a sus derechos”.
“Hemos aprendido de nuestra grande, pero también trágica historia, que cada ser humano es ante todo una persona, con derechos fundamentales que no pueden ser cuestionados”, aseveró.
De su parte, la UE promete continuar siendo un “socio y punto de referencia para todos los países de la región, independientemente de la religión de sus ciudadanos”, y a “no dar la espalda a nadie que tenga derecho a la protección internacional”.
“No sería moral, justo, legal, ni en nuestro interés. Porque ese tipo de medidas tiene el potencial de agravar tensiones y desconfianza entre personas y naciones”, sostuvo Mogherini.
El presidente de Estados Unidos ordenó el viernes 27 de enero mayor rigor al verificar los antecedentes de los refugiados que buscan asilo en Estados Unidos, a fin de impedir el ingreso de potenciales terroristas.
Asimismo, suspendió durante 120 días la entrada de refugiados, detuvo indefinidamente la llegada de personas procedentes de Siria, y durante 90 días a provenientes de Irak, Irán, Sudán, Libia, Somalia, Siria y Yemen, con mayoría musulmana.