Yihadistas ejecutaron a 13 jóvenes en la localidad iraquí de Mosul como castigo por ver un partido de fútbol entre las selecciones de Irak y Jordania.
Según el portal Iraqi News, los extremistas trasladaron a un estadio de la localidad a sus víctimas y leyeron un comunicado confirmando su condena a muerte «por ver algo prohibido que viene de Occidente.
Los jóvenes tenían entre 16 y 18 años y sus cuerpos cuerpos fueron abandonados en el estadio. Sus padres no pudieron recuperarlos por temor a ser arrestados como castigo por permitirles ver el partido.