Un grupo de enfermeras que atendieron a Dzhokar Tsarnaev, presunto culpable de los atentados en el maratón de Boston, durante su estancia en el hospital Beth Israel Deaconess, hablaron con el Boston Globe sobre lo que significó cuidar a un sospechoso de terrorismo.
Las enfermeras, que se negaron a que sus nombres completos fueran publicados, declararon que su profesión requiere que traten a sus pacientes sin importar su historia personal.
Temen la reacción que podrían tener las personas si se enteraran de que fueron las encargadas de cuidar a Dzhokar, y algunas de ellas se sienten culpables por haberlo tratado bien.
Narran cómo mientras movían a Tsarnaev, una de las enfermeras le dijo: “Lo siento cariño”. Comentan que es una de las formas en que suelen llamar a los pacientes muchas veces al día, pero decírselo a un supuesto terrorista fue extraño. Desde entonces hicieron un pacto para alertarse entre ellas, por si lo volvían a llamar de una manera afectuosa, para que se detuvieran de inmediato.
“Ves a un joven de 19 años herido y no puedes evitar sentir pena por él”, dice Marie, una de las enfermeras. Agrega que, sin embargo, ella no se molestaría si le dan la pena de muerte.