India: furia social contra la discriminación de género

En pleno siglo XXI hay en el mundo costumbres, leyes y actos que laceran de manera grave la dignidad del ser humano y mantienen a grandes grupos de hombres y mujeres en el abismo de la ignorancia

La violación de Amanat causóo movilizaciones en India
Foto: Internet
Redacción
Política
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Por Arturo Moncada
reporteros@revistavertigo.com

En pleno siglo XXI hay en el mundo costumbres, leyes y actos que laceran de manera grave la dignidad del ser humano y mantienen a grandes grupos de hombres y mujeres en el abismo de la ignorancia: en India, el segundo país más poblado del orbe, con casi mil 300 millones de habitantes, la violencia contra la mujer se ha convertido en una constante, donde según expertos los casos de violación y otras formas de agresión sexual, secuestro y maltrato van en aumento.

Apenas el pasado 16 de diciembre, por ejemplo, India se conmocionó y la comunidad internacional se indignó por la violación a una joven de 23 años a manos de seis hombres dentro de un autobús en Nueva Delhi.

Amanat, como fue bautizada la víctima por la prensa, era una estudiante de Fisioterapia que no pudo superar la gravedad de las lesiones y murió dos semanas después. Desde entonces, y por primera vez en la historia de aquella nación, la gente sale a las calles para manifestarse contra la discriminación de género en India: las protestas no han cesado en distintas ciudades, para exigir justicia y protección contra la violencia sexual que sufren día a día millones de mujeres en el transporte, en sus hogares o fuera de ellos.

El juicio
Amanat y un amigo viajaban en un autobús público después de ver una película, cuando fueron atacados brutalmente por seis hombres, entre ellos un menor, que se alternaron para violarla. Ambas víctimas fueron desnudadas y lanzadas fuera del vehículo. Los autores de la violación fueron detenidos y la joven, quien había sido trasladada al hospital de Singapur, falleció debido —según el parte médico— a una herida cerebral grave, complicada por una infección en los pulmones y el abdomen.

Los acusados fueron imputados formalmente por los delitos de secuestro, violación y asesinato. Así, bajo una fuerte presión social, inició el juicio que se celebra en un tribunal al sur de la capital de India. Los hombres, quienes se declaran inocentes, podrían ser castigados con cadena perpetua o muerte. Antes de morir, Amanat estuvo consciente gran parte del tiempo y logró dar su testimonio.

Su declaración fue grabada y será clave en el juicio. El expediente, de casi mil páginas, contiene la declaración del acompañante de la chica y la policía cuenta con 30 testigos. Otra prueba crucial es que tres de los acusados tienen marcas de las mordidas que Amanat les propinó cuando se defendió.

Ola de violaciones
La violencia de género en India va en aumento. En 2011 se registraron más de 24 mil casos de violaciones, es decir, un aumento de 9.2% con relación al año anterior. Más de la mitad de las víctimas (54.7%) tenía entre 18 y 30 años.

A la historia de Amanat se suman otras. En noviembre de 2012, por ejemplo, una mujer de 18 años fue violada por dos hombres en el estado de Punjab. La policía tardó dos semanas en iniciar una investigación y no detuvo o interrogó a los sospechosos. Al final, la chica se suicidó. En una carta, afirmó que “han arruinado mi vida”.

En octubre pasado, una adolescente de 14 años de la aldea de Sacha Khera se inmoló luego de haber sido víctima de una violación grupal. En febrero del mismo año, Soumya, una contadora de 23 años, regresaba en tren del trabajo a su casa en la ciudad de Kochi cuando un joven la arrastró y sacó del compartimento de mujeres, golpeó su cabeza con una piedra y la violó. Cinco días después, Soumya falleció.

En India, una sociedad 100% jerárquica y patriarcal, la violación es un asunto de poder y no de sexo, afirman analistas: en muchas regiones el índice de alfabetismo entre las mujeres es de la mitad con relación al de los hombres. La violación generalmente no se denuncia debido al gran valor que se le da a la virginidad, lo que ocasiona que muchas queden impunes.

La Oficina Nacional de Registro de Crímenes reveló que a pesar de que cada 20 minutos una mujer es violada en India, sólo en uno de cada cuatro casos el violador es condenado. Pero lo más aberrante es la actitud cómplice que muchos ciudadanos asumen y en ocasiones el hecho de que las mismas autoridades tratan de “justificar” una violación, imputando a las víctimas la culpa del hecho.

En el mundo
Pero no sólo en India se da la violencia de género. En Túnez, por ejemplo, una mujer que fue violada por un policía mientras otro robaba a su novio, fue encarcelada cuando fue a denunciar el acto. En Sudán, 90% de las mujeres sufre entre los cuatro y los siete años de mutilación genital, bajo la costumbre islámica de frenar el deseo sexual y garantizar la fidelidad. El adulterio en la mujer es penado con apedreamiento y amputaciones de miembros.

En Pakistán, Irak, Jordania y Turquía, centenares de mujeres pierden la vida cada año a manos de sus esposos, padres o hermanos “en nombre del honor”. La forma de restaurar el supuesto honor del varón es matarlas a disparos, quemarlas vivas o degollarlas con un hacha. En Líbano, Argelia, Bahamas, Chipre, Egipto, Fidji, Irak, Jordania, Kuwait, Malasia, Maldivas, Marruecos y Turquía la mujer no tiene derecho a la ciudadanía plena. En Sierra Leona, 75% de las mujeres y niñas sufren secuestros y esclavitud sexual. Arabia Saudita es el país árabe donde más duro se ejercen las reglas islámicas contra la mujer. Si una huye de casa para pedir ayuda a la policía, corre el peligro de ser detenida al mostrarse en público sin ir acompañada de un familiar varón.

En Nigeria el adulterio está castigado con pena de muerte; en Bangladesh, Camboya y Zimbabwe está justificado que un marido golpeé a su esposa por el derecho a corregirla; y en Francia, hace unos meses, varios hombres culpables de violar a dos jóvenes fueron condenados a penas mínimas, no estuvieron ni un día de prisión y se dieron el lujo de insultar a sus victimas delante del tribunal. En México y en América Central también son constantes los crímenes contra mujeres, pero poco o nada se hace para evitarlos.

Despertar
La violación de Amanta despertó la furia en India frente a los abusos contra la mujer. La movilización masiva de la sociedad ha obligado de hecho a las autoridades a analizar las disposiciones penales que existen para esos delitos y las medidas para mejorar la protección y seguridad de las mujeres. Los hombres han salido a las calles de manera espontánea en apoyo de esa exigencia, algo sin precedente en una sociedad machista con aquella. Las protestas han tenido resonancia, incluso, en países vecinos como Pakistán, Bangladesh y Nepal.

En Pakistán la gente salió a las calles de Islamabad para prender velas por Amanat, mientras que en Bangladesh una cadena humana de manifestantes protestó por la violación en grupo de una menor que estuvo secuestrada cuatro días y luego fue abandonada en las vías del tren.

En Katmandú, capital de Kenia, cientos de personas exigieron justicia para una mujer de 21 años que fue robada por un oficial de inmigración y violada por un policía en el aeropuerto de esa ciudad. Ante la violencia de género, la comunidad internacional está por fin despertando.

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