9 propietarios y gerentes de tiendas 7-Eleven en Long Island y Virginia fueron acusados este lunes de explotar a inmigrantes procedentes de Pakistán y Filipinas.
Les pagaban con números robados de la Seguridad Social que les pertenecían a un niño y 3 personas muertas y además se quedaban con la mayor parte de sus salarios.
La mayoría de los acusados fueron arrestados cuando las autoridades federales allanaron 14 tiendas de la franquicia. Agentes de la Policía de Inmigración y Control de Aduanas ejecutaron órdenes de registro en más de 40 tiendas en todo el país sospechosas de infracciones similares, dijeron las autoridades en una conferencia de prensa en Brooklyn.
4 acusados que tienen tanto la ciudadanía estadounidense como la nacionalidad paquistaní pertenecen a una familia que ha coincidido en eventos sociales con el ex gobernante militar de Pakistán Pervez Musharraf, dijeron los fiscales en documentos legales, al resaltar los vínculos extranjeros de los implicados para intentar que sean detenidos sin derecho a fianza hasta el juicio. Otro acusado es originario de Filipinas.
El gobierno estadounidense dijo que los demandados se quedaron con decenas de millones de dólares como parte de la estafa, ocultando parte del dinero.