“La vida de un mexicano no vale nada”

Henry Martínez Porter es el segundo hispano ejecutado por el estado de Texas desde que se reinstauró la pena de muerte y en el noveno hombre que recibió la pena capital.

Martínez Porter tenía un largo historial criminal que incluía robo, asalto, agresión, falsificación y robo de automóviles
Foto: tdcj.state.tx.us
David Moreno
Política
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Henry Martínez Porter conducía un auto cuando un policía de nombre Henry Mailloux le ordenó que se detuviera. El oficial investigaba una serie de robos a tiendas de conveniencia y Martínez Porter le pareció sospechoso.

Un tiroteo comenzó y el policía perdió la vida. Hasta el día en que fue ejecutado, el ayudante de pintor de 43 años sostuvo que mató a Mailloux en defensa propia. Afirmaba que él no había sido el primero en disparar. La justicia estadunidense lo declaró culpable de asesinato y lo condenó a muerte.

Martínez Porter vivía en San Antonio, Texas y tenía un largo historial criminal que incluía robo, asalto, agresión, falsificación y robo de automóviles. También tenía una adicción a las drogas que le costaba alrededor de 1,000 dólares al día.

Tras ser retrasada dos veces, su fecha de ejecución fue fijada para el 9 de julio de 1985.

Henry Martínez Porter se convirtió en el segundo hispano ejecutado por el estado de Texas desde que se reinstauró la pena de muerte y en el noveno hombre que recibió la pena capital.

El condenado a muerte consideraba que su único crimen fue haber nacido mexicano, y que por ello estaba siendo castigado.

La vida de un mexicano no vale nada. Cuando un policía mata a alguien lo suspenden o lo ponen a prueba. Cuando un mexicano mata a un oficial de policía esto es lo que obtienes. Por ello ustedes me llaman asesino a sangre fría. Yo no amarré a nadie a una camilla. Yo no inyecté veneno en las venas de alguien detrás de una puerta con cerrojo. Ustedes llaman a esto justicia. Yo llamo a esto y a su sociedad un montón de asesinos a sangre fría”.

Entre sus últimas palabras también citó dos casos de policías estadunidenses que golpearon y mataron mexicanos al detenerlos.

El más conocido es el de José Campos Torres, un veterano de Vietnam detenido por desorden público y golpeados por dos policías.

Después de la golpiza fue llevado a la cárcel, donde lo rechazaron y ordenaron a los oficiales llevarlo al hospital, quienes en su lugar lo golpearon de nuevo y lo arrojaron a un río.

Su cuerpo fue encontrado dos días después, y tras un juicio los policías fueron puestos a prueba y multados con 1 dólar cada uno.

Tras dos apelaciones a su condena de muerte, Henry Martínez Porter pidió a sus abogados detener cualquier apelación futura.

Pasó su último día de vida con su familia. Su última cena fue un bistec, frijoles refritos, tortillas de harina, ensalada, helado y pastel de chocolate.

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