El jueves Estados Unidos lanzó un ataque de al menos 50 misiles Tomahawk contra la base aérea Shayra en Siria, que habrían destruido casi toda la base militar y habría dejado cuatro soldados muertos.
El ataque fue en retaliación por el ataque con armas químicas contra civiles del martes, del que Estados Unidos culpó a las fuerzas del presidente Bashar al-Assad, por lo que el accionar de EU no forma parte de la campaña contra ISIS.
La base aérea atacada es la misma de donde Estados Unidos cree que despegaron los aviones que bombardearon con armas químicas a la población civil.
Estados Unidos advirtió a Rusia sobre el ataque a la base aérea de Siria, informó el Pentágono la noche del jueves.
“Las fuerzas rusas fueron alertadas antes del ataque a través de la línea establecida”, dijo el capitán Jeff Davis, portavoz del Pentágono, al referirse a la comunicación militar prevista especialmente para estos casos.
“Los estrategas militares estadunidenses tomaron las precauciones necesarias para minimizar los riesgos del personal ruso o sirio ubicado en la base aérea”, añadió.
También, uno de los enterados del ataque habría sido el presidente Chino, Xi Jinping, quien Donald Trump le informó personalmente.
Además, una fuente militar siria informó que el bombardeo provocó “perdidas”, sin precisar si se trataba de pérdidas humanas o materiales.
“Una de nuestras bases aéreas en el centro del país fue atacada al alba por un misil disparado por Estados Unidos, provocando pérdidas”, señaló esta fuente citada por la televisión estatal, que poco antes calificó el ataque como una “agresión”.