Una monja clavó una aguja a un niño para que éste sintiera el dolor que sintió Cristo durante la crucifixión.
La hermana Ludovita, quien da clases en una escuela en una localidad de Eslovaquia, llamó al frente del salón a uno de sus alumnos para hacer la “demostración práctica”.
La religiosa de 30 años desmintió haber encajado una aguja al menor, aunque admitió que sí realiza dinámicas para hacer que sus alumnos, de manera voluntaria, “sientan el dolor” que sintió Jesús cuando fue crucificado, de acuerdo a la fe cristiana.
Con información Vanguardia.

