Muere Angélica Mendoza, símbolo de los desaparecidos en Perú

Por más de tres décadas buscó a su hijo secuestrado por el gobierno

Angélica Mendoza
Foto: Gervasio Sánchez
Redacción
Política
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Angélica Mendoza, quien por más de tres décadas buscó a su hijo secuestrado por las fuerzas de seguridad peruanas y se convirtió en símbolo de los familiares de desaparecidos, murió en la ciudad sureña de Ayacucho. Tenía 88 años.

La abogada de Mendoza, Gloria Cano, informó que la activista falleció de una neumonía.

Apenas once días atrás Mendoza había logrado que se hiciera justicia con la condena a dos militares por más de medio centenar de asesinatos, desapariciones forzadas y torturas en un cuartel de Ayacucho que tenían bajo su mando.

La abogada recordó que el hijo de Mendoza, Arquímedes Ascarza de 19 años, fue trasladado al cuartel “Los Cabitos” de Ayacucho luego de que una noche de 1983 fue sacado descalzo de su casa mientras dormía. Mendoza se interpuso pero fue pateada, arrojada al piso y amenazada con ser asesinada.

El gobierno del fallecido presidente Fernando Belaúnde (1980-1985) respaldó al jefe militar de Ayacucho y su política de detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones de civiles en su lucha contra el grupo terrorista Sendero Luminoso.

En el proceso se confirmó que los militares habían quemado en un horno de “Los Cabitos” varios cadáveres.

Desde 2005 forenses de la fiscalía han hallado huesos pertenecientes a unas 109 personas en una zona contigua al cuartel, aunque se cree que el número de desaparecidos podría haber llegado a 300.

Investigaciones fiscales determinaron que peruanos de lengua quechua fueron llevados a “Los Cabitos” donde fueron asesinados, acusados sin pruebas de ser senderistas.

Mendoza congregó en una asociación a familiares de desaparecidos en Ayacucho que buscaban a las víctimas en laderas, quebradas y fosas, recordó Cano. Además creó un comedor para los huérfanos que vagaban en busca de comida y escapaban del horror de la guerra en las zonas rurales.

En 1985 Mendoza realizó la primera marcha por los desaparecidos junto al premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel. Llevaba una cruz con la frase “No Matar” y estaba rodeada de cientos de personas que alzaban las fotografías de sus familiares desaparecidos, en su mayoría campesinos.

Entre 1980 y 2000 Perú vivió un conflicto armado que enfrentó de un lado a las fuerzas de seguridad y los comités campesinos de autodefensa y del otro a Sendero Luminoso. Una Comisión de la Verdad estimó que los muertos podrían haber alcanzado los 70.000 en todo el país.

En Ayacucho, uno de los lugares de mayor violencia, los asesinados eran arrojados a barrancos, llamados botaderos, adonde generalmente las madres y esposas de los desaparecidos iban a revisar los rostros de los cadáveres para reconocerlos.

Muchos de los familiares de los desaparecidos fueron estigmatizados por el Estado y parte de la sociedad civil.

En la década de 1990 Mendoza fue acusada de ser miembro de Sendero Luminoso en un juicio que luego fue anulado porque no tenía fundamento, recordó la abogada Cano.

La organización fundada por Mendoza, la Asociación Nacional de Familiares de Desaparecidos, anunció que la activista será inhumada el miércoles luego de que su féretro recorra las calles y la plaza principal de Ayacucho, por donde incasablemente buscó sin éxito a su hijo.

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