Una ola de explosiones sacudió varias localidades de Tailandia, dejando un saldo de al menos cuatro personas muertas y 35 heridas.
Las cuatro personas fallecidas son de nacionalidad tailandesa y entre los heridos se encuentran diez extranjeros: cuatro alemanes, tres holandeses, dos italianos y un austriaco, algunos de ellos reportados en estado grave.
La serie de atentados inició ayer por la noche cuando una bomba estalló en un mercado de la capital de la provincia de Trang. Horas más tarde, un artefacto explosivo era detonado a distancia en una céntrica calle de la ciudad de Hua Hin, a unos 150 kilómetros al suroeste de Bangkok.
Las autoridades y decenas de curiosos se acercaron al lugar del atentado cuando una segunda bomba fue activada en dicho enclave turístico. Este segundo explosivo mató a una tailandesa e hirió a otras 21 personas, entre ellos varios extranjeros.
En la ciudad de Surat Thai, dos artefactos explosivos colocados frente a una comisaría de la ciudad causaron la muerte de una trabajadora local y tres heridos.
Según los medios locales, otra explosión hirió a una persona en la turística ciudad de Phuket, en la costa oeste del país.
Este viernes otras dos explosiones sacudieron de nuevo la ciudad de Hua Hin.
El primer ministro de Tailandia, Prayut Chan-ocha, llamó a la población a estar en calma tras asegurar que la situación se encuentra bajo control.
“Las bombas son un intento de generar caos y confusión”, afirmó en una comparecencia con diversos medios noticiosos.
La policía vinculó la ola de atentados explosivos con los movimientos separatistas del sur del país, aunque en un principio se buscaba el vínculo con radicales musulmanes.
Hasta el momento las autoridades contabilizaron doce artefactos explosivos en cinco ciudades del país asiático