Ante el fracaso del gobierno para proteger a la población civil, después del devastador atentado explosivo en una zona comercial de Bagdad, la capital iraquí, que mató al menos a 213 personas, entre ellos muchos niños, la furia de la población contra las autoridades va en aumento.
El malestar de los civiles se centra sobre todo porque el lugar donde se registró la detonación, el barrio de Karada, no está protegido como la llamada Zona Verde, un área altamente fortificada donde viven diplomáticos y políticos de alto nivel, como el primer ministro y parlamentarios.
El potente ataque, uno de los más mortíferos en Irak, la madrugada del domingo se produjo al fin del mes sagrado del Ramadán, cuando las calles estaban llenas de jóvenes y familias después de la puesta del Sol.
Los equipos de rescate dijeron que familias enteras fueron eliminadas y muchas de las víctimas resultaron quemadas más allá del reconocimiento.
El atentado suicida con coche bomba, que estalló en una zona comercial provocó daños severos en los edificios cercanos, y también hirió a más de 200 personas, indicaron uentes médicas y de seguridad.
El primer ministro Haider al-Abadi visitó la zona principalmente chiita el domingo, pero su convoy fue recibido por una multitud enardecida, destacó la prensa local.
El grupo Estado Islámico (EI) se atribuyó la responsabilidad por el ataque en un comunicado distribuido a sus seguidores en línea.
El grupo, que ha reivindicado numerosos atentados mortales en áreas principalmente chiitas de Bagdad, alegó que un atacante suicida se dirigió contra un grupo de musulmanes de esa división religiosa.
Muchos iraquíes culpan al liderazgo político de la falta de seguridad en Bagdad que ha permitido que grandes cantidades de explosivos pasen más allá de varios puntos de control y sean una amenaza a los barrios llenos de civiles.
El atentado se produjo una semana después de que fuerzas iraquíes obtuvieron una victoria importante sobre el Estado Islámico, cuando retomaron la ciudad de Faluya, uno de los últimos reductos del grupo extremista en el país árabe.