Representantes de las 8 naciones más poderosas del mundo se juntaron ayer lunes para discutir la situación en Siria. La junta del G8 se llevó a cabo en Enniskillen en el Norte de Irlanda. En la reunión se discutió la posibilidad de una negociación para terminar con los conflictos bélicos en el país del Medio Oriente.
Los dirigentes del G8 buscaron una resolución que no implicara más violencia en la región y se plantearon la posibilidad de una negociación pacífica para solucionar el conflicto. Obama y el congreso estadounidense se muestran empáticos con el ala rebelde del conflicto, pero Vladimir Putin, presidente Ruso, se opone categóricamente a un tratado de paz que implique la destitución de al-Assad.
Hace unos días el gobierno de Estados Unidos consideró apoyar militarmente al bando rebelde cuando las fuerzas de al-Assad utilizaron armas biológicas. La utilidad del apoyo no era clara y se determinó que solo alargaría el sufrimiento en la región.
La relación del gobierno Ruso con al-Assad es estrecha y junto con Mahmud Ahmadi-Nejad, presidente de Irán, acordaron un pacto de defensa en el 2006. Al-Assad ha sido cliente importante de la industria armamentista Rusa y tras la última reunión del G8, el apoyo del gobierno ruso a al-Assad es evidente.