¿Quiere que gane X? Vote por Z: estrategia de moda en EU

Lo llamativo este año es la gente dispuesta a participar en las elecciones internas del otro partido para incidir en el desenlace.  

Elecciones en EUA
Foto: AP
Política
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Kennedy Copeland es un partidario de Marco Rubio que votó por John Kasich en Ohio. Ann Croft es fanática de Hillary Clinton, pero votó por Rubio en Virginia. Julia Price apoyará a los demócratas en las elecciones generales de noviembre, pero votó por Kasich en Tennessee.

¿Está confundida toda esta gente? No, están emitiendo un “voto estratégico”, apoyando a alguien que no es su preferido, a veces incluso de otro partido, en la esperanza de provocar el desenlace deseado en unas primarias dominadas por candidatos rebeldes como Donald Trump, en las que sucede de todo menos lo esperado.

La demócrata Croft, por ejemplo, decidió que Clinton no necesitaba de ella para ganar en Virginia. Optó en cambio por votar en contra de Trump en la primaria republicana, ante el temor de que el magnate ganase ese estado.

“Me sentí muy mal haciendo eso”, recuerda. Pero luego habló con una amiga que había hecho exactamente lo mismo y se sintió mejor.

En otros casos, los demócratas están haciendo todo lo contrario, votando por Trump, convencidos de que es el candidato republicano más vulnerable.

El “voto estratégico” parece destinado a desempeñar un papel clave en Ohio y la Florida, 2 de los cinco estados donde habrá primarias hoy martes. En las consultas republicanas de ambos el vencedor se lleva todos los delegados en juego.

La campaña de Rubio causó revuelo recientemente cuando alentó a los votantes de Ohio a que apoyasen a Kasich para impedir un triunfo de Trump.

Copeland, presidente de los republicanos de la Xavier University, dice que hizo eso precisamente, votar por Kasich, “porque es quien tiene mejores posibilidades de derrotar a Trump en Ohio”, por más que su preferido sea Rubio.

Los votantes no siempre siguen las recomendaciones del partido o de los candidatos.

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John Minchillo/AP
Protesters stand in the rain before the arrival of Republican presidential candidate Donald Trump ahead of a campaign stop at the Savannah Center, Sunday, March 13, 2016, in West Chester, Ohio. (AP Photo/John Minchillo)

En Minnesota, Eric Goodemote dijo que jamás le hubiera pasado por la cabeza votar por un republicano, pero en las asambleas partidarias apoyó a Rubio con tal de perjudicar a Trump.

Explicó que “la sola idea de una candidatura de Donald Trump” le resulta “tan horrenda” que decidió “hacerle un favor al otro partido, cambiando de bando y votando por alguien que normalmente no hubiera considerado”.

En todas las elecciones hay votos estratégicos, pero los expertos en ciencias políticas dicen que esta vez hay más intriga que la normal porque se trata de unos comicios atípicos.

Robert Shapiro, de la Columbia University, dice que no es tan inusual que no se vote al preferido dentro de un partido si se piensa que otro candidato tiene mejores posibilidades de ganar, pero que lo llamativo este año es la cantidad de gente que está dispuesta a participar en las elecciones internas del otro partido para incidir en el desenlace.

“Es algo mucho más complicado e interesante”, comenta Shapiro, quien describe el voto estratégico como “un voto básicamente insincero con otros objetivos”.

Además de insincero, puede ser ilegal en algunos estados, aunque nadie hace nada al respecto.

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