El único portaaviones de la Armada rusa ha entrado en acción de combate, por primera vez en la historia, informó el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, al presidente ruso, Vladimir Putin, en una reunión celebrada en la ciudad rusa de Sochi, a orillas del mar Negro, según medios locales.
Shoigu anunció el inicio de una “gran operación de ataques masivos contra el autoproclamado Estado Islámico y el Frente de Conquista del Levante (antiguo Al Nusra) en las provincias sirias de Homs e Idleb”, con la participación del portaaviones Almirante Kuznetsov.
“Hoy empezaron a despegar desde ese crucero nuestros aviones Su-33. Entre sus principales objetivos están los arsenales y los centros de entrenamiento de los grupos armados ilegales, o mejor dicho terroristas”, apuntó el ministro.
Otro buque ruso desplegado en aguas sirias del Mediterráneo, la fragata Almirante Grigorovich, atacó con misiles de crucero Kalibr objetivos terroristas en ese país árabe.
La aviación rusa desplegada en Siria, según Shoigu, ataca “fábricas que producen diversas sustancias para la aniquilación masiva de la población”.
El ministro denunció que en las últimas dos semanas los yihadistas utilizaron esas sustancias en al menos dos ocasiones, con un saldo de tres muertos y más de medio centenar de intoxicados.
Ayer, el portaaviones ruso perdió uno de sus aparatos, un caza MiG-29K que se estrelló durante un vuelo de entrenamiento del que el piloto salió indemne al lograr catapultarse del avión.
Medios árabes informaron este martes de que zonas residenciales de la castigada ciudad de Alepo fueron bombardeadas por aviones y helicópteros militares, sin precisar su pertenencia.
Sin embargo, según Moscú, desde mediados del pasado mes de octubre la aviación rusa no realiza misiones que tengan como objetivo la ciudad de Alepo, a fin de facilitar la evacuación de civiles y la entrega de ayuda humanitaria.
El Kremlin ha negado supuestos planes de ofensiva contra la urbe siria divulgados por la prensa occidental, pero ha matizado que si los terroristas lanzaran una contraofensiva Rusia podría cambiar de opinión y renunciar a prolongar la pausa humanitaria.