El reto de llevar energía solar a mexicanos sin electricidad

La campaña Electrificar a 500 mexicanos, proyecta fabricar e instalar 100 sistemas solares para abastecer de electricidad a diversas comunidades 

Martha Mejía
Todo menos politica
Vitaluz
Foto: Vitaluz

En México existen aproximadamente tres millones de personas —es decir, más de 500 mil viviendas— que carecen del servicio de energía eléctrica y en su mayoría radican en comunidades indígenas y rurales.

“En muchos casos estas familias se ven obligadas a terminar su día apenas cae la noche: las familias ya no pueden realizar muchas tareas a esas horas, ni tampoco actividades de esparcimiento. Sin energía eléctrica, las amas de casa se las tienen que arreglar para hacer sus actividades cotidianas sin el uso, por ejemplo, de una licuadora o una plancha. Y en general estas personas no tienen herramientas para desarrollar su máximo potencial”, dice a Vértigo Yusef Jacobs, fundador de Vitaluz.


La opción para esos mexicanos hasta hace poco se traducía en velas, lámparas de queroseno o diésel, alternativas muchas veces costosas y dañinas tanto para su salud como para el medio ambiente.

No obstante, bajo un modelo similar al que ofrece la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pero con algunas reformas, surgió este proyecto de jóvenes emprendedores que buscan abastecer de energía eléctrica a diversas comunidades marginadas en México a través de celdas solares.

La idea

A pesar de que en 2015 la CFE aumentó en 2.4 millones el número de viviendas beneficiadas en comparación con 2014, siguen los rezagos en cuanto al servicio. Conforme a la reforma energética, está pendiente electrificar a más de 43 mil localidades en el país, donde habitan más de dos millones 200 mil personas.

Ante esta situación, explica Jacobs, su proyecto tiene como misión no solo llevar electricidad a las comunidades sino también incluirlas y hacer que participen para que sean parte de la solución.

“La idea de Vitaluz surgió cuando empecé el tercer semestre de Ingeniería Física. Trabajaba en un proyecto que me llevó a conocer a varias comunidades de bajos recursos y noté esta gran necesidad. No obstante, lo que más me impactó fue el costo de las alternativas que ellos usaban para iluminarse. Por ejemplo: para utilizar un generador de diésel para prender cuatro focos, una licuadora y un televisor, gastan más al mes de lo que consume una casa tipo residencial”, señala.

Lo anterior, apunta, lo impulsó a darse a la tarea de diseñar un prototipo que con base en la energía solar fuera mucho más barato y accesible para todas esas personas.

“Diseñé un prototipo muy feo en una caja de galletas; se lo enseñé al dueño de la empresa en la que trabajaba; le gustó y empezamos a trabajar en el proyecto”, dice.

Para poder ayudar al mayor número posible de personas y lograr un impacto, Jacobs transformó su idea en un negocio rentable y escalable, un requisito que le hizo ver New Ventures, la aceleradora que impulsa emprendimientos sociales y ambientales que lo acogió en 2015.

Cómo funciona

El sistema se basa —además de los agentes de la comunidad, el sol, los embajadores y los técnicos locales de mantenimiento— en un panel solar que se coloca en el techo de la vivienda, el cual genera electricidad con la radiación del Sol; se conecta a un gabinete dentro de la casa que contiene una batería con diversos controladores de carga.

“La clave del gabinete es esta pieza de hardware Vitaluz, que lleva a cabo el prepago: es un medidor que trae una pantallita y un teclado con el cual los usuarios pueden ingresar las recargas que hayan sido abonadas para ese sistema y define cuánto tiempo y la entrega en tiempo real de electricidad que los usuarios compraron. De esta forma cualquiera puede tener acceso a electricidad conforme a sus capacidades”, explica el emprendedor.

Apunta que para el usuario la instalación del sistema es completamente gratis. Lo único que deben pagar son las recargas, con base en las cuales el proyecto emprendedor financia en un círculo virtuoso la instalación, las baterías y las celdas solares.

Comunidades

El proyecto trabaja ahora con cinco comunidades: la Delegación Xochimilco; la región serrana hidalguense pegada a Actopan; la comunidad mexiquense de San José del Rincón, que es zona mazahua; y en Zinacantepec, que es área metropolitana del Valle de Toluca.

“Elegimos a las comunidades bajo algunos criterios: buscamos que sean organizadas; que en ellas la necesidad por la electricidad sea una prioridad; pero en lo que más nos enfocamos es que deseen que el proyecto se implemente”, señala por su parte Eduardo Calderón, director de gestión comunitaria.

Estos emprendedores se acercan a las comunidades mediante investigación, ya sea oficial o extraoficial, o por medio del trabajo en red con otras ONG.

“Xochimilco es nuestra zona de mayor impacto. Es un área coyuntural de la capital, donde la pobreza y la migración interna orillan a que existan asentamientos muchas veces olvidados y consolidados durante mucho tiempo. En el caso del Estado de México e Hidalgo, se trata de comunidades rurales excluidas a las que durante años, ya sea por el difícil acceso o porque son poblaciones muy pequeñas, no se ha tomado en cuenta para brindarles el servicio de electrificación. Por esa razón estas son las zonas donde más trabajamos”, explica Calderón.

La campaña

“En Vitaluz creemos que todos tenemos derecho a contar con un servicio de energía accesible y sustentable, sin importar la clase socioeconómica o región geográfica a la que pertenezcamos”, explica David Perlo, socio y director de planeación estratégica.

Por ello desde el 15 de noviembre lanzaron la campaña Electrificar a 500 mexicanos, la cual tiene como propósito fabricar e instalar 100 sistemas con base en celdas solares y llevar electricidad a 500 personas en comunidades que actualmente están en lista de espera para disfrutar del servicio.

“Es muy importante que se sumen con nosotros, la liga es: donadora.mx/projects/vitaluz. Busquen el proyecto y anímense a entrarle con nosotros: queremos realmente generar un impacto e iluminar la vida de millones de personas”, finaliza Perlo.

La campaña termina el próximo 15 de enero y se planea instalar esos 100 sistemas dentro de once comunidades de Hidalgo, Edomex y Ciudad de México.