Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte entre las mujeres a nivel mundial, donde más de dos millones de este sector de la población pierden la vida en forma prematura.
Los signos y síntomas de la enfermedad cardiaca en las mujeres pueden ser diferentes a los de los hombres y, por lo tanto, podrían pasar fácilmente inadvertidos o ser atribuidos a otras enfermedades.
Frecuentemente las mujeres también demoran más en acudir a urgencias cuando sufren un ataque al corazón. Esto significa que las mujeres son más propensas que los hombres a morir de un ataque al corazón y también tienen mayor probabilidad de quedar gravemente discapacitadas o tener problemas después de un accidente cerebrovascular, advirtió Kathryn Taubert, vicepresidente de Estrategias Globales de la Asociación Americana del Corazón (AHA).
En el marco del Congreso Mundial de Cardiología agregó que “junto con las personas provenientes de grupos minoritarios, históricamente las mujeres han sido insuficientemente representadas en los estudios clínicos, lo cual ha dado como resultado una falta de conciencia acerca de cómo los síntomas de las enfermedades cerebrovasculares (ECV) pueden ser diferentes a las que a menudo se presentan en los hombres y muchas mujeres, e incluso algunos profesionales de la salud todavía atribuyen algunos de sus síntomas a otra causa”.
Johanna Ralston, CEO de la Federación Mundial del Corazón, comentó: “La prevención y el control de las enfermedades cardiovasculares en las mujeres es absolutamente vital si queremos cumplir con el objetivo de reducir las muertes por ECV en 25% para 2025”.
Además de educar a los profesionales de la salud, dijo, “necesitamos que las mujeres sepan a qué deben prestar mayor atención; actualmente muchas mujeres piensan que el cáncer es la mayor amenaza para su salud, cuando en realidad se trata de su corazón”.
Aunque el dolor de pecho es el síntoma más común de un ataque al corazón, tanto para hombres como para mujeres, ellas son más propensas a experimentar algunos síntomas menos comunes, como dificultad para respirar, dolor en la espalda, la mandíbula o el estómago, fatiga extrema, náuseas, vómitos, sensación de mareo o vértigo e incluso desmayo. A menudo estos síntomas se confunden por algo distinto, tanto por las mujeres mismas, como por los profesionales de la salud, recalcó Johanna Ralston.