A pesar de los avances médicos que permiten contar con al menos ocho medicamentos para el control de los síntomas de la esclerosis múltiple (EM) aún existe rezago en el diagnóstico oportuno y el acceso a los tratamientos, que resultan muy onerosos, en especial para las personas que carecen de seguridad social.
Esta enfermedad degenerativa consiste en una destrucción de la mielina o cubierta de los nervios por el mismo sistema inmunitario, el cual los desconoce e impide que las señales del cerebro lleguen a su destino.
Por ello se expresa de diferentes maneras: problemas de visión, de coordinación, de memoria, debilidad muscular e inmovilidad.
A nivel mundial se estima que 2.5 millones de personas lo padecen y en México se cree que existen entre 13 mil y 15 mil personas con EM; 70% de los pacientes tienen edades que oscilan entre los 20 y 40 años; la mayoría son mujeres.
En esta etapa de la vida más productiva es cuando las personas terminan una carrera universitaria, se han casado, tienen al primer hijo o cuentan con una profesión o negocio consolidado. Al presentarse la enfermedad, la cual no tiene cura y solo se pueden prescribir terapias paliativas durante los brotes o como mantenimiento, la vida familiar se trastoca y la calidad de vida de los pacientes se complica.
Para prevenir que el padecimiento genere mayor discapacidad “es necesaria una mayor difusión y conocimiento de la esclerosis múltiple, de tal forma que el diagnóstico y terapia lleguen en las primeras fases, pues de lo contrario las consecuencias de la enfermedad son catastróficas y provocan un cambio radical en la vida de los pacientes al sufrir parálisis parcial de extremidades, vista borrosa, alteraciones en el equilibrio, entumecimiento y espasticidad, así como fallas en el control de esfínteres, aunado a una disminución de la cognición”, comparte Minerva López Ruiz, presidenta de la Academia Mexicana de Neurología (AMN).
Esta enfermedad autoinmune del sistema nervioso central “se manifiesta a través de recaídas o brotes que provocan diversos síntomas, como los anteriormente mencionados; es progresiva y crónica, por lo que dependiendo de la gravedad del brote pueden quedar secuelas irreversibles”, advierte la especialista.
López Ruiz agrega que ante la primera manifestación de los síntomas “se debe acudir con el médico especialista en neurología, quien realizará el diagnóstico y buscará una intervención terapéutica oportuna. Con un diagnóstico a tiempo, el tratamiento será clave para devolverle su calidad de vida al paciente, quien podrá continuar con sus actividades cotidianas”.
Hace 20 años no contábamos con tratamientos que modificaran el curso de la enfermedad, pero hoy en día existen al menos ocho fármacos con los que se busca no solo reducir el número de brotes o recaídas, sino ir más allá e incluso disminuir la pérdida de volumen cerebral, la cual es tres veces más rápida en pacientes con esta enfermedad que en personas que no la padecen, además de que tienen mejoría significativa en discapacidad motora y cognitiva, precisa la neurofisióloga.

Apego
El apego al tratamiento constituye la herramienta más efectiva para evitar las recaídas que llevan a la discapacidad. En la actualidad se cuenta con fármacos autoinyectables, que aplicados de manera adecuada y conforme a la indicación médica pueden lograr un apego de 88% y un mayor control del padecimiento, señala por su parte Manuel de la Maza Flores, presidente del Comité Mexicano para el Estudio e Investigación del Tratamiento para la Esclerosis Múltiple (Mexctrims).
Contar con un tratamiento administrado de manera continua desde etapas tempranas puede retardar el avance de la enfermedad hasta 24 meses en comparación con personas que no tienen una terapia establecida por un especialista.
De la Maza Flores expone que “colaboramos de manera cercana con la Academia Mexicana de Neurología para intercambiar información científica y académica para consolidar las prácticas más actualizadas en México, pero también para lograr un impacto positivo en la calidad de vida de los pacientes, además de mantener actualizados a los neurólogos en el país”.
Refiere que en la segunda reunión de Mexctrims en Mérida, Yucatán, participaron 70 neurólogos dedicados al estudio de la EM en México, que compartieron avances en las investigaciones nacionales de diferentes áreas de esta enfermedad, como la neurosicología, para inactivar la enfermedad tempranamente seleccionando los medicamentos óptimos de acuerdo a cada paciente con la finalidad de mejorar su pronóstico a largo plazo.

Constante Hollande
Aunque la EM fue descrita desde 1868, aún se desconoce qué causa la enfermedad que afectó a Constante Hollande, esposa del escritor Oscar Wilde, quien empezó con episodios de dolor e inmovilidad en la pierna izquierda, según describe en cartas enviadas a su hermano Otho.
Al transcurrir el tiempo se presentaron dolores extremos en ambos brazos, pero después de unas horas había alivio, para nuevamente sufrir recaídas. Conforme avanzaron los años los síntomas se volvieron más complejos: parálisis facial, fatiga extrema, dolor intenso hasta provocar una discapacidad permanente y deterioro gradual.
Cansada de sus males, decidió acudir al ginecólogo Luigi Maria Bossi, quien le explicó que sus síntomas se debían a un tumor en el útero. Fue operada, pero sin éxito; no logró recuperarse y murió el 7 de abril de 1898 en manos de un médico que pensó que su enfermedad se encontraba en el sistema reproductor femenino.
Actualmente se encuentra en desarrollo un fármaco de Biogen que puede restituir la mielina y recuperar las funciones físicas e intelectuales de los pacientes, el cual se encuentra en fase I de investigación, por lo que la esperanza de encontrar una cura para este mal es cuestión de tiempo.