Aun cuando no se ha demostrado cual es la relación que existe entre el estrés y el riesgo cardiovascular, varios especialistas coinciden en que experimentar momentos de demasiada tensión puede aumentar los factores de riesgo para sufrir un infarto.
Al respecto el Instituto del Corazón de Texas detalla que hay varias razones por las cuales el estrés llega a afectar el corazón. Las situaciones estresantes incrementan la frecuencia cardiaca y la presión arterial, lo que eleva la necesidad de oxígeno en el corazón.
Además en esos momentos en que hay ansiedad, el cuerpo libera más hormonas, principalmente adrenalina, que incrementa la presión arterial, lo cual puede dañar la capa interior de las arterias.
Al cicatrizarse las paredes de las arterias, éstas pueden endurecerse o aumentar en grosor, lo que facilita la acumulación de grasas que las tapan.
El estrés también eleva la concentración de factores de coagulación en la sangre, lo que aumenta el riesgo de que se forme un coágulo.
Cuando una persona se estresa suele hacer cosas que son malas para su corazón, como fumar, beber demasiado o comer alimentos ricos en grasas, azúcar y sal.
El problema es que el cuerpo reacciona de la misma manera a todos los tipos de estrés, incluso cuando el individuo no está en peligro y con el tiempo esto puede afectar su salud.
De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, hay diversos tipos de estrés y los peores para el corazón son: el estrés crónico, la impotencia, la soledad, la ira y el estrés agudo.
El crónico puede ejemplificarse cuando una persona tiene en su centro de trabajo un mal jefe o la tristeza, generada por una mala relación pueden ejercer presión constante sobre el corazón.
En el artículo “Tómalo con calma”, publicado en la Revista del Consumidor también se publica que los ataques al corazón y los accidentes vasculares cerebrales o embolias se deben, sobre todo, a tapones que impiden que la sangre fluya hacia el corazón o al cerebro. La causa más frecuente esa que la grasa se comienza a depositar en las paredes de los conductos que llevan la sangre a estos órganos, señala la Organización Mundial de la Salud.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía (INEGI), uno de cada cuatro fallecimientos en el país es causado por alguna enfermedad, como los infartos o las embolias.
Ahora bien, en la publicación mensual de la Procuraduría Federal del Consumidor, el secretario de la Asociación Nacional de Cardiólogos de México, Eugenio Ruesga Zamora señala que los accidentes cerebrovasculares también pueden deberse a hemorragias de vasos cerebrales o coágulos de sangre.