Estrés excesivo: responsable de desórdenes mentales

Este es sólo un ejemplo de la enorme red de creencias y conceptos que dan forma a la pesadilla en que la mente ha convertido la vida a través del pensamiento.

El estrés es la gasolina del cuerpo
Foto: Bhernandez / Creative Commons
Lorena Ríos
Todo menos politica
Compartir

Estudios científicos demuestran que el estrés no es bueno ni malo; no se trata de una enfermedad o un grave problema; es, simplemente, una energía interna poderosa que el cuerpo humano activa automáticamente para llevar a cabo actividades diarias, desde levantarse de la cama, pasando por tomar alimentos y salir a la calle, hasta realizar las tareas laborales, estudiantiles y hogareñas.

Y es que cada vez que el organismo solicita energía para actuar en una situación que percibamos como difícil, ya sea tomar el transporte, conducir el auto, participar en una discusión o realizar una llamada importante, el cuerpo debe movilizar energía.

El cóctel de hormonas que compone las varias fases del estrés requiere “cargarnos” con el fin de que podamos enfrentarnos al día a día. El estrés es la gasolina que sirve para arrancar el mecanismo humano; pero la gasolina también puede quemar, y el estrés puede hacer lo mismo con nosotros.

El investigador José Antonio Terrón Sierra, científico adscrito al Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), revela que estar sometido a estrés de manera constante puede dar origen a desórdenes mentales como depresión, agresividad, ansiedad, alteraciones del sueño y problemas de memoria y aprendizaje, porque promueve el aumento de diversas sustancias segregadas en el cerebro.

Adscrito al Departamento de Farmacología, el científico explica que diversos estudios sugieren que la estimulación crónica del sistema de alarma provocada por el estrés, promueve aumentos anormales de los niveles circulantes de cortisol y una respuesta exagerada del mismo ante nuevas confrontaciones.

De ahí que se generen alteraciones en sistemas neuronales como el de la serotonina, sustancia implicada en la regulación del estado de ánimo, la ansiedad y otras funciones y patologías.

En México, precisa, no se ha realizado un estudio epidemiológico completo para determinar con parámetros específicos el nivel de estrés de la población; sin embargo, datos del Instituto Nacional de Psiquiatría (INP) de la Secretaría de Salud, indican que la cantidad de las personas con desórdenes relacionados con el estrés va en aumento.

Se requiere regular

Un nivel fisiológico normal de estrés no sólo es imprescindible en el cuerpo sino que nos permite evolucionar, crecer, enfrentarnos a los retos diarios; es decir, saborear todas las novedades que la vida nos ofrece.

Sin embargo, si un nivel normal de estrés es positivo y necesario, un nivel excesivo o fuera de control se convierte en un problema.

Teniendo en cuenta que la mayoría de las cosas que nos estresan no dependen de nosotros, la escasa vitalidad y el estrés negativo se deben a que nuestra “gasolina” interna no es suficiente para todo lo que tenemos que hacer: demasiado trabajo, los hijos pequeños, el tráfico, los problemas, el jefe, los imprevistos, etcétera.

Sistema alterado

El científico precisa que los seres humanos hemos asumido que una serie de circunstancias externas al organismo son las causantes del estrés, como el tráfico vehicular, la gente, las presiones económicas, laborales o familiares.

“No nos hemos dado cuenta de que es la interpretación de tales circunstancias lo que provoca el estrés, pues existe evidencia sólida que indica que la activación del sistema de alarma tiene su origen en el proceso del pensamiento, al menos en el caso del estrés denominado sicológico, que es el que predomina en las sociedades modernas”, añade.

Terrón Sierra resalta que socialmente se acepta que estar expuesto o vivir en un medio con todos esos componentes, ya constituye un fenómeno automático de estrés; en otras palabras, “irremediablemente los seres humanos viviremos estresados en tanto estemos inmersos en un medio que tiene todos esos estímulos”.

Al parecer, anota, no se ha considerado que el origen de la estimulación crónica de la respuesta de estrés y todos los desórdenes que desencadena, puede encontrarse a otro nivel, es decir, una grave disfunción de la mente humana. “Esto no es un punto de vista ni una conclusión, sino un hecho que simplemente señalo: vivimos en una sociedad ampliamente disfuncional”.

×