México, 12 de junio. El hígado graso o esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) se ha convertido en un serio problema de salud pública en México, pues es responsable que cada año pierdan la vida más de 33 mil mexicanos. Esta condición no sólo afecta a las personas con sobrepeso, obesidad, dislipidemia (colesterol y triglicéridos elevados) y diabetes mellitus, sino que también se presenta en las personas que se someten a dietas rigurosas o que se automedican.
En el marco del Día Internacional del Hígado Graso, la presidenta de la Asociación Mexicana de Hepatología (AMH), Graciela Castro Narro, explicó que “es una enfermedad silenciosa, que en sus etapas iniciales no provoca síntomas, pero genera inflamación en el hígado que a la larga se convierte en cicatrices o fibrosis, que en sus etapas más avanzadas desencadenará en cirrosis”, mencionó.
La especialista dijo que es un padecimiento reversible cuando se identifica en las primeras etapas y se supera con una alimentación balanceada, rica en verduras, frutas, cereales, así como proteínas como el pollo, pescado, salmón y actividad física diaria de por lo menos 30 minutos. Cuando se pierde el 10 por ciento del peso corporal, disminuye el riesgo de hígado graso.
“Cuidemos la alimentación de los niños y adolescentes, quienes gustan de los alimentos procesados y ricos en grasas y azúcares refinados. De ésta forma evitaremos que en la edad adulta presenten hígado graso”, recomendó.
De igual forma, Eira Cerda Reyes, gastroenteróloga y hepatóloga de la AMH mencionó que se estima que a nivel mundial 25 por ciento de la población presenta hígado graso, mientras que en México la prevalencia oscila entre un 15 y 36 por ciento. “La población que se encuentra en mayor riesgo de presentar la enfermedad son las personas con diabetes, hipertensión arterial, obesidad y que además llevan una vida sedentaria”, expuso.
La principal complicación del hígado graso es la cirrosis, considerada la cuarta causa de muerte en el país. Una de las opciones de tratamiento en ésta etapa es el trasplante de hígado, “pero incluso en los donadores se ha encontrado que presentan hígado graso y no son aptos para ser trasplantados. Hay poca donación de órganos y una larga lista de pacientes en espera. Al año se realizan apenas 150 trasplantes, de los cuales entre 40 y 50 se llevan a cabo en el Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del ISSSTE”, compartió Laura Ladrón de Guevara Cetina, responsable del Programa de Trasplante Hepático en dicho nosocomio.
La especialista en gastroenterología, endoscopía y hepatología, dijo que “en México se donan alrededor de 500 hígados al año, de las cifras más bajas a nivel latinoamericano”. Consideró que hay barreras para el trasplante, pero de las principales es la falta de personal, no existen suficientes coordinadores de donación, que son los médicos especialistas en la donación de órganos que identifican, hablan con las familias y consiguen la donación en un momento tan difícil como es el fallecimiento de un ser querido.
En la actualidad se cuenta con un equipo que realiza un estudio no invasivo para cuantificar la fibrosis hepática, denominado FibroScan o Elastógrafo de Transición (ET) capaz de determinar el grado de fibrosis hepática y estado de rigidez del hígado. Se realiza de manera ambulatoria, con cuatro horas de ayuno y donde el paciente se acuesta boca arriba en una camilla y coloca su brazo derecho atrás de la cabeza. Se le aplica un gel conductor que facilita el contacto y se le pasará un dispositivo pequeño en la superficie, que causa una leve vibración. Después de unos cinco a 10 minutos se tiene el resultado.
Finalmente, Graciela Castro expuso que el Día Internacional del Hígado Graso No Alcohólico es una fecha muy importante de concientización en la que se puede lograr una mayor difusión de los cuidados que podemos tener hacia el hígado. Es un órgano al que hay que querer y cuidar, es un órgano principal que cuando se enferma puede presentar alteraciones sistémicas a otras partes.