Bebés sobre diseño divide a la comunidad científica
Una empresa estadunidense de biotecnología logró una patente para concebir “bebés a la carta”.
Una controversia bioética se suscitó en última fechas luego de que la Oficina de Patentes de Estados Unidos concedió a la empresa de genética de consumo 23andMe la licencia de un método para predecir, a través del ADN de los padres, la probabilidad de que un hijo tenga determinados rasgos.
Es decir, un método que podría usarse en las clínicas de fertilidad para escoger rasgos deseados por los futuros padres: color de ojos, tipo de piel, tamaño de la boca, etcétera.
Se trata del resultado de la investigación genética que comenzó en el siglo XIX, que no ha dejado de avanzar desde entonces y que sufrió un vuelco importante en 1990, cuando el doctor Craig Venter, investigador del National Institutes of Health, decidió trabajar para el sector privado y descifró el genoma humano, al mismo tiempo que lo hacía el consorcio público internacional en 2003.
Aquella investigación reveló que el genoma humano está compuesto por 24 cromosomas distintos: 22 autosomas más dos cromosomas sexuales, X y Y, con un tamaño total de casi tres mil 200 millones de pares de bases de ADN que contienen de 20 mil a 25 mil genes.
El Proyecto Genoma Humano produjo una secuencia de referencia del genoma humano eucromático, usado en todo el mundo en las ciencias biomédicas. Esos cromosomas determinan en gran medida nuestras características físicas.
División
El anuncio de la patente otorgada a 23andMe avivó las divisiones y opiniones sobre los alcances que este método puede traer consigo.
En Estados Unidos las encuestas sugieren que la mayoría de los ciudadanos no está de acuerdo en que la biotecnología y la genética se utilicen en la investigación de características no dedicadas a la medicina. Sin embargo, muchos argumentan que “diseñar bebés” mediante la selección de rasgos como la inteligencia no es diferente a tener la oportunidad de enviarlos a mejores escuelas y que la selección de rasgos como el color de los ojos no daña en absoluto.
Para los científicos opositores, en cambio, la idea de hacer o realizar un negocio considerando la producción de “bebés sobre pedido” no puede ser apoyada por una patente.
Marcy Darnovsky, director ejecutivo del Centro de Genética y Sociedad, afirma que sería irresponsable por parte de 23andMe ofrecer un producto o servicio con base en su método. La bioética, argumenta, debe ser responsable con el uso de la tecnología genética y reproductiva.
En un editorial publicado en la revista Genetics in Medicine, un grupo de bioéticos se pregunta a su vez sobre la moralidad del procedimiento contenido en la patente que muchos ya denominan como sistema de diseño de bebés.
El Centro para la Genética y la Sociedad pide, de hecho, a 23andMe que se abstenga de ofrecer algún producto basado en esta patente y que la utilice para impedir que otros puedan hacerlo.
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