Más de 400 ballenas piloto murieron en Farewell Spit, en la punta de la Isla del Sur, en uno de los mayores incidentes de cetáceos que quedan varados en Nueva Zelanda.
De acuerdo con las autoridades locales, decenas de voluntarios neozelandeses esperaron la marea alta este viernes para permitir que 100 ballenas piloto pudieran reingresar al mar, pero sus esfuerzos fueron insuficientes.
Según el grupo de conservación Proyecto Jonás, la mayoría de los 416 animales ya estaban muertos cuando fueron encontrados.
Los voluntarios trataron frenéticamente de reflotar a las ballenas sobrevivientes pero algunas nadaban en la dirección equivocada y regresaban a la bahía, señaló el portavoz del Departamento de Conservación, Andrew Lamason, a Radio Nueva Zelanda.
Las ballenas piloto, que pueden alcanzar una longitud de seis metros, son una especie común en las aguas de Nueva Zelanda.
Se desconocen las razones por las que estas ballenas quedaron varadas, aunque la bahía de Golden, que tiene aguas poco profundas, es conocida por este tipo de incidentes.
El más grande varamiento fue en 1918, cuando cerca de mil ballenas piloto llegó a la costa de las islas Chatham. En 1985, alrededor de 450 cetáceos quedaron estancados en Auckland.