Crítica en internet 2012: microantología

Ya hemos hablado de cómo buena parte de la crítica de cine mainstream (y, para el caso, de otras críticas) mira con aprehensión los avances de blogueros, tuiteros, vbloggers y el resto de la fauna habitante de los cubículos de internet. Es una lástima: en 2012 aparecieron en internet varios ensayos realmente extraordinarios. Algunos fueron exactamente como serían en papel.

Breaking Bad, serie de televisiòn
Foto: Internet
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Por Alonso Ruvalcaba

Ya hemos hablado de cómo buena parte de la crítica de cine mainstream (y, para el caso, de otras críticas) mira con aprehensión los avances de blogueros, tuiteros, vbloggers y el resto de la fauna habitante de los cubículos de internet. Es una lástima: en 2012 aparecieron en internet varios ensayos realmente extraordinarios. Algunos fueron exactamente como serían en papel.

Por ejemplo, Louis CK and the rise of the laptop loners, de Adam Wilson, en el sitio de LA Review of Books, es tal vez la aproximación más detenida, hasta ahora, a los alcances del drama que es esa cosa cambiante e inasible: Louie (la misma Review había posteado otro buen ensayo meses antes: In Hell “we shall be free”: On Breaking Bad, de Michelle Kuo y Albert Wu; y otro de Phillip Maciak: Old media: On Aaron Sorkin, sobre los muchos problemas de The Newsroom; hay que seguirlos de cerca).

Otro al que siempre hay que tener a la mano: el profesor David Bordwell. Él tampoco explota a fondo las posibilidades de internet (aunque ya intentó un primer videoensayo: Montaje constructivo en Pickpocket, de Robert Bresson, que está en su página de Vimeo), pero el rango de su inteligencia y la apertura de su aproximación son desarmantes. Obsérvese, por ejemplo, Return to paranormalcy, donde inspecciona una de las claves de su poética del cine: ¿cómo puede un creador hacer algo nuevo dentro de un ecosistema y, más aún, dentro de un ecosistema extremadamente limitado?

El ecosistema es el cine clásico hollywoodense de “género de horror” en serie Paranormal activity; y los límites son los que ya sabemos: todo lo que vemos tiene que haber sido grabado dentro de la película. Las respuestas del viejo maestro son sabias.

Tom McCormack es otro crítico “tradicional” agudísimo. En Laws of desire investiga en qué tenía razón Videodrome: cuerpos invadidos, de David Cronenberg; en Dance dance revolution analiza la dimensión política de Girl walk / All day. Pero el que promete ser un ensayo seminal es Pussy galore, sobre el video de gatos, ese género cinematográfico simbólico del siglo XXI. Se agradece, de paso, la muy tensa prosa de McCormack (todos están en The Moving Image Source).

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Internet es el planeta de los videos de gatos, pero también del videoensayo, ese género jovencísimo, inteligente. En 2012 subieron varios de gran perspicacia. Van dos: Dreaming of Jeannie, de Tag Gallagher, ya se convirtió en un indefectible para estudiar La diligencia, de John Ford —y el western en general—; y Style in The Wire, de Erlend Lavik: un impresionante cállense la boca a quienes creen que la serie de David Simon era, estilísticamente, poco imaginativa.

Oh, que no se me olvide la última gran pirámide de la crítica en internet: The Blue Velvet Project, de Nicholas Rombes, para el sitio Filmmaker Magazine. Construida entre agosto 2011 y agosto 2012, está hecha de 152 textos sobre la película de David Lynch. La estrategia: freezear Terciopelo azul cada 47 segundos, sacar un pantallazo y escribir un ensayo sobre esa imagen. Obviamente, el resultado es variadísimo: hay pospoéticos, teóricos, freudianos, marxistas, bobos, pachecos, iluminadores... Nicholas Rombes, claramente, está loco.

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