De carne y hueso

Migrantes centroamericanos en su paso por México son víctimas de gran cantidad de abusos de bandas delictivas.

Antonio Ortuño
Foto: NTX
Redacción
Todo menos politica
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Por: Federico González

Antonio Ortuño. La fila india. Océano. 228 pp.

A través de la literatura se filtra la realidad de un país. No se trata de ser panfletario y menos aún de hacer activismo literario, pero las cosas en México no están como para hacerse de la vista gorda. Novela, ensayo, poesía, incluso la crítica y el debate al interior de las publicaciones culturales —véase la renuncia de Rafael Lemus al consejo editorial de Letras Libres por diferencias ideológicas— nos hablan de una necesidad real, por parte de ciertos escritores, de usar los problemas del presente para reflexionar sobre la condición humana.

La migración centroamericana y en concreto su paso por México es el marco de La fila india del tapatío Antonio Ortuño (Zapopan, 1976).

Al pueblo de Santa Rita llegan decenas de viajeros que de manera ilegal aspiran al american dream. El costo de la aventura es alto, por decir lo menos, no solo en términos económicos sino también en lo físico y sicológico. Son víctimas de gran cantidad de abusos y objeto de cambio o disputa entre las bandas delictivas que pelean por las plazas. Autoridades y capos son lo mismo: los pleitos entre grupos criminales alcanzan a los funcionarios de migración y policías.

Irma, una empleada de la Comisión Nacional de Migración, es trasladada a Santa Rita para investigar un atentado contra migrantes. Viaja con su hija al conflictivo poblado donde descubrirá los contubernios entre el Delegado y los traficantes de personas. Su debilidad por Yein, una chica con más vidas que un gato, la lleva a involucrarse con la causa centroamericana.

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Revelaciones

Con cierto ánimo de denuncia Ortuño muestra los vericuetos del lado más oscuro y contradictorio de la política migratoria de nuestro país. Retoma elementos de la novela negra para desnudar e ironizar sobre el tema. Exhibe la doble moral y la corrupción imperantes en México. Hasta aquí la pieza de Ortuño sorprenderá a algunos, pero una persona medianamente informada solo asentirá con la cabeza ante las revelaciones del narrador.

Sin embargo Ortuño es un prosista experimentado y sabe que la eficacia de su ejercicio depende de la dimensión humana de sus personajes. Asume el reto de construir por primera vez un personaje femenino fuerte: en Irma se cruzan el instinto materno, la contradicción, la debilidad y el amor. No mira a la mujer desde la perspectiva masculina: se adentra en la sique de su personaje de una manera transparente.

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Otro tema de La fila india es el de las pasiones. Para escapar del victimismo y la apología del migrante utiliza las tentaciones y debilidades para aproximar su historia al lector. Sus personajes no son instrumentos políticos, sino personas en constantes disyuntivas y fieles a una ética no siempre aplicable.

Ortuño trasciende la novela de coyuntura al dar la espalda al periodismo y privilegiar a personajes de carne y hueso. Gracias a eso su historia se despega del montón.

Otros títulos de Antonio Ortuño son El buscador de cabezas, Ánima y Recursos humanos.

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