Científicos mexicanos descubrieron dos especies nuevas de un grupo de invertebrados poco conocidos por la ciencia: los crustáceos peracáridos marinos, a los cuales se les dio el nombre de la UNAM y del Buque Oceanográfico El Puma.
Los investigadores de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala y de la Unidad Mazatlán del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la Universidad Nacional, señalaron que las dos especies nuevas para la ciencia a escala mundial se denominaron Mysidum pumae y Trischizostoma unam como un homenaje no solo a la embarcación que permite realizar investigaciones en el Pacífico mexicano, sino también a esta casa de estudios por su apoyo a las actividades científicas y de difusión de la cultura.
Los peracáridos marinos tienen valores altos de abundancia y una distribución amplia en el piso oceánico.
Con casi 25 mil especies, intervienen en las cadenas alimenticias (como alimento para otros organismos mayores), son indicadores de contaminación ambiental, parásitos, vectores de enfermedades y, en ocasiones, especies invasoras.
Por lo general se conoce a los crustáceos más grandes, como las langostas o los camarones, pero hay un grupo que presenta características diferentes y de los cuales se sabe poco. Tanto o más abundantes que los de mayor desarrollo, los peracáridos en general pueden medir tan solo dos milímetros y no sobrepasar los dos centímetros, aunque existen algunos casos de gigantismo en aguas profundas.
Habitan desde los polos hasta el Ecuador y desde la superficie del mar hasta las grandes profundidades, cerca de los ocho mil metros.
Las hembras poseen estructuras que se convierten en el llamado marsupio, donde llevan los huevos, las larvas y los juveniles hasta el momento en que los liberan al mar. Dependiendo del grupo pueden vivir alrededor de un año, y en el trópico cuatro o cinco meses.
Los crustáceos peracáridos incluyen once grupos de especies, entre los cuales los anfípodos, isópodos, cumáceos, lofogástridos, tanaidáceos y misidáceos son los más abundantes y diversos. Estos últimos se caracterizan por tener el cuerpo parecido al de un camarón comercial, pero mucho más pequeño. “Se les llama camarones opuestos, porque las hembras llevan los huevos bajo el pecho, mientras que los comerciales los cargan en el abdomen”, señaló Ignacio Winfield, de la FES Iztacala.