El encanto de la palabra

La historia de mis dientes es sobre todo una apuesta por defender la ficción.

La historia de mis dientes
Foto: DentistPicss/Creative Commons
Todo menos politica
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Por: Federico González

Valeria Luiselli. La historia de mis dientes. Sexto Piso/Conaculta. 156 pp.

¿Por dónde tomar la novela? A Gustavo Sánchez Sánchez le dicen Carretera, de cariño. Nació peludo y con cuatro dientes. Se asume como el mejor cantador de subastas del mundo, “pero nadie lo sabe porque soy un hombre discreto”, dice. Además sabe imitar a Janis Joplin. Hasta aquí la obra es lo que parece: un divertimento protagonizado por un hombre excéntrico.

En principio la pieza se concibió como un proyecto encargado por la Fundación Jumex. Valeria Luiselli (Ciudad de México, 1983) debía escribir un texto de ficción para una exposición. La experiencia terminó en un ejercicio de lectura que a la postre se convirtió en La historia de mis dientes.

Sin demasiadas vueltas, se trata de un franco ejercicio imaginativo. Bien estructurado algo irreal puede pasar por verídico. La narradora conoce los vericuetos del artificio literario y los explota para darle una lógica y coherencia a un cúmulo de situaciones a todas luces imposibles.

¿Es imaginable pensar en Carretera como un hombre capaz de comprar la dentadura de Marilyn Monroe? En la historia de Luiselli sí.

Sin mayor regla que un respeto irrestricto por el lenguaje, la escritora tiene la delicadeza de privilegiar la fantasía, pero sin dejar que se desborde y tire por la borda su experimento.

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Detalles

Para equilibrar se vale de la ironía y los guiños. Ambos recursos captan la atención de lectores devotos de la lectura y aligeran la historia. Así descubrimos a un Salvador Novo que se desempeña como operador de pasteurización; Joselito Vasconcelos trabaja en servicio a clientes; Luis Felipe Fabre es dentista; Luigi Amara, párroco; Margo Glantz, costurera; Josefina Vicens es dueña de una papelería; Juan José Arreola, notario.

Por supuesto el juego solo es el detalle de un todo y los guiños no tienen mayor pretensión que contribuir al anecdotario del libro.

¿Pero acaso la vida, y por tanto la literatura, no se hacen con detalles?

La novela de Valeria Luiselli es sobre todo una apuesta por defender la ficción. Carretera, tras una serie de infortunios, deja de vender objetos y comienza a vender las historias que hay atrás de ellos. Cual Sherezada se convierte en el portador de pasajes cuyo encanto y seducción radica en el uso de la palabra.

El meollo del asunto es claro: la narración como canal para conectarnos con el mundo, con nuestros gustos, pasiones y debilidades.

Otros títulos de Valeria Luiselli son Los ingrávidos y Papeles falsos.

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