El filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky (1944) considera que la civilización actual es ligera y frívola: “Hay una revolución que busca producir un mundo menos pesado, tanto en un nivel de los objetos, como de cuerpo y de la cultura”.
El autor se encuentra en México para promocionar su más reciente publicación, De la ligereza, la cual, aseguró, se manifiesta de las artes plásticas a la industria de la energía, de la informática a las prácticas consumistas, de la tecnología a la medicina, del diseño a las relaciones sexuales, a los sueños, esperanzas y utopías.
En entrevista con Notimex, Lipovetsky, considerado uno de los pensadores más influyentes en la actualidad, comentó que la ligereza es un valor, un ideal y agregó que nos encontramos en la civilización de lo ligero. “En el caso del nivel de los objetos vemos por todos lados el desarrollo de nuevos materiales, los materiales más ligeros, observamos la miniaturización en los smartphones que pesan 200 gramos. En la nanotecnología que permite ver a un nivel de átomos de las moléculas, del infinito ligero hacia lo pequeño, vivimos en un mundo mucho más individual que se ha desmaterializado y que por fuerza es ligero”.
Recordó que en el pasado si alguien deseaba leer varios libros para transportarlos “tenías que hacerlo en una maleta; ahora con una tableta puedes cargar decenas en unos cuantos gramos”.
La tecnología, agregó, ha permitido crear un ambiente que reclama cada vez menos materia, que ocupe menos espacio y sea hiperbólico.
“Desde hace 50 años tenemos un proceso que consiste en reducir el peso material de las cosas, no es extraño, por el contrario permite ir más rápido, no es caro, permite cuidar la materia prima y consumir menos energía. Esta dinámica de la ligereza no es solo estética, sino que responde a intereses económicos y probablemente hoy gracias a la nanotecnología, imaginas cambiar el mundo en nuevos materiales, transformar e introducirse en los genes, cambiar la medicina; lo fascinante es que existe un gran cambio, ahora es en lo microscópico donde se tiene la fuerza, ya no es lo pesado, ahora son las cosas pequeñas y ligeras”, señaló.
Cuenta que la ligereza se ha expandido tanto que la industria del consumismo ha introducido la lógica de la moda, el universo de los objetos y por lo tanto esto cambia todo el tiempo y de manera incesante, “se recrea todo el tiempo en el mercado”.
En cuanto al arte, Lipovetsky sostuvo que este ha perdido su identidad sólida, “porque el arte de vanguardia tenía una visión social, colectiva y se dirigía a cambiar el mundo, pero hoy el arte no tiene esa vocación”.
Explicó que desde 1910 el arte moderno ha sido la ruptura permanente, las innovaciones estilísticas considerables, el arte contemporáneo no tiene más sentimiento.
En tercer lugar, agregó, ya no hay el sentimiento de ruptura, sino que “ahora tenemos la idea de que la repetición no importa sobre la creatividad, por un lado el arte contemporáneo es rico de manera individual, se puede hace cualquier cosa, pero la gente considera que no es una carrera, no hay talento”.
En De la ligereza, publicado por Anagrama, Lipovetsky habla sobre la existencia de un nuevo poder que está aligerando el mundo: la frivolidad. “El mundo es ligero y frívolo, pero el interior de los individuos no lo es. Tenemos tecnología que es cada vez más ligera, pero hay cada vez más depresión, estrés, inquietud, la gente tiene miedo del futuro y eso no es ligero para nada”, dijo.
“No denuncio la ligereza, nos ha dado mucho a la sociedad, puesto que vivimos más libres, tenemos mejor salud, no tenemos guerras mundiales, tiene muchos méritos, es un mundo que ha remplazado las grandes tecnologías, de la moda, está bien, pero al mismo tiempo no hay que olvidar mostrar el límite.
“La ligereza es una cosa y requerimos del esfuerzo, del trabajo, la investigación y eso no es ligero, no podemos resolver los grandes problemas del porvenir, hay que proteger el planeta con la ligereza, pues el mundo requiere de u