Incertidumbre migratoria en EU

Especialistas dudan que se cumplan las amenazas de deportación masiva    

MIGRANTES EN EU
Foto: Cuartoscuro
Todo menos politica
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Hablar sobre la complicada situación de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos no es asunto nuevo, pero a raíz de la aparición de Donald Trump en la escena política de su país el tema cobró mayor relevancia desde que como candidato del Partido Republicano a la Casa Blanca aderezó su campaña con declaraciones racistas, xenófobas y antiinmigrantes.

Además, ya como presidente electo, Trump —quien tomará posesión el próximo 20 de enero— ha señalado que en sus primeros 100 días de gobierno implementará un plan para deportar a entre dos y tres millones de indocumentados a los que considera criminales peligrosos.

Esta propuesta del magnate estadunidense, coinciden los expertos en la materia, no es algo que pueda hacerse de la noche a la mañana ni tampoco algo nuevo en la política migratoria norteamericana: baste decir que en la saliente administración, Barak Obama deportó a casi tres millones de inmigrantes ilegales, lo que le convierte en uno de los mandatarios de Estados Unidos que más repatriaciones ha realizado en la historia.

Esto incluso le valió a Obama el sobrenombre de Deporter in chief (Deportador en jefe).

Es innegable, sin embargo, que la retórica de Trump, aunque improbable a corto plazo, genera incertidumbre y miedo en los mexicanos residentes en Estados Unidos, principalmente entre los indocumentados.

Incongruencias

Al respecto, el senador Marco Antonio Blásquez, secretario de la Comisión de Asuntos Fronterizos de la cámara alta, dice a Vértigo que el tema está sobredimensionado hasta por el mismo Donald Trump, ya que hay muchas cosas que ha establecido y que no podrá realizar porque van contra el modelo de desarrollo de su país.

“Él mismo ha sobredimensionado su papel y creo que una vez que tome posesión, en los primeros seis meses, esto va a amainar. Quizá sean los seis meses más largos de nuestras vidas como vecinos de Estados Unidos, pero la misma condición y el modelo de desarrollo que impera en esa nación, y la complicación en la que puede meter a su país, lo van a poner en su lugar y lo obligarán a que modere sus posiciones; el propio modelo lo va a hacer entrar en razón”, afirma Blásquez.

El legislador agrega que como mexicanos debemos afrontar este momento con mucha cordura: “Debemos tenerlo simplemente como a un hombre que está fuera de sus cabales, que tiene animadversión hacia México, pero que en un sistema democrático como el de Estados Unidos, que es un país de equilibrios, si no lo pone en orden el modelo, lo ponen en orden los empresarios, o el Congreso, o el Poder Judicial… o lo ponen en orden todos y en pocos meses vamos a ver un cambio radical en Donald Trump”.

Criminalización

De hecho, las declaraciones iniciales del presidente electo de Estados Unidos sobre la deportación masiva, de alguna manera se han moderado cuando señala que se enfocará en “extranjeros criminales peligrosos”, es decir, continuará priorizando el criterio de deportación que se aplica en el gobierno de Obama desde 2011, explica por su parte la doctora Alejandra Castañeda.

La investigadora y coordinadora del Observatorio de Legislación y Política Migratoria de El Colegio de la Frontera Norte señala que Trump, a su juicio, “habla —como también lo hizo Obama— de que se deportará a los criminales peligrosos, pero este grupo es muy pequeño, son como 800 mil y son aquellos que han cometido crímenes como violaciones, asesinatos, robos y muchos de ellos están ya en la cárcel; y cuando cumplen su condena por ley son deportados”.

Sin embargo, agrega, es preocupante que haya personas a las que desde la reforma migratoria de 1996 se les considera también criminales aunque no lo son, y este es el grupo más grande: “Son gente que cruzó a Estados Unidos sin papeles y que tiene faltas migratorias, como reingresar de manera ilegal dos o tres veces después de haber sido deportadas o utilizar números falsos de seguridad social para obtener empleo, situaciones que ya se consideran como delito agravado. Por ello ya son consideradas criminales, debido a la suma de faltas migratorias. Y son la mayor parte de los indocumentados”.

Castañeda explica que si bien a veces se amenaza con repatriar a millones de mexicanos de golpe, eso nunca pasará: “Va a ser muy difícil aplicar un éxodo de ese tamaño en dos meses o en 100 días, como ha dicho Trump, porque no tiene la cooperación de las policías locales como la tenía Obama: antes estaban cooperando las policías locales con el gobierno federal, pero con Trump habrá dificultades porque si no hay cooperación de quien sabe donde localizar a los migrantes, principalmente a los llamados dreamers, no van a poder encontrarlos”.

—¿México está preparado para recibir, si se da el caso, a una cantidad importante de deportados?

—No, el problema en México es la excesiva burocracia: cualquier trámite que se hace se complica y eso dificulta la adaptación de estas personas. Y otro conflicto es el tema del trabajo, que es igual de difícil para todos los mexicanos.

No obstante, expresa Castañeda, en su momento se podría aprovechar que muchos están más capacitados y “puede también tomarse como una oportunidad para México”.

Inclusión

En este sentido, la senadora Marcela Guerra Castillo, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores América del Norte, dice a Vértigo que se requieren partidas extraordinarias de presupuesto para atender las necesidades de la migración en retorno. Hay que reconocer, apunta, que estamos en una situación de emergencia.

—¿Qué es lo que falta por hacer y cómo debe hacerse?

—El mes pasado asistí a un evento denominado Agenda migrante, al que acudieron líderes de inmigrantes que residen en diversos estados de la Unión Americana. Como resultado de ese encuentro se reconoció, entre otros puntos, la necesidad de generar una red de redes o coalición con los diferentes grupos de líderes migrantes en Estados Unidos e incluir a aliados americanos y a otras diásporas afines para trabajar en estrategias conjuntas.

Además, se acordó exigir al Ejecutivo federal una ampliación del presupuesto 2017 para contar con políticas y programas específicos a favor del empoderamiento, protección, asistencia legal e información a través de campañas masivas para los migrantes, aspecto fundamental para ayudar a los connacionales en vulnerabilidad y a los dreamers.

Asimismo, agrega la senadora Guerra Castillo, se deben realizar acuerdos con empresarios, fundaciones e instancias gubernamentales para la integración económica y social de los migrantes en retorno y para la puesta en marcha de proyectos productivos con remesas e inversión mixta.

En su oportunidad, Cirila Quintero, profesora e investigadora de El Colegio de la Frontera Norte, señala que la capacidad de México para recibir a nuestros connacionales es muy limitada: “Las ciudades fronterizas mexicanas, que tradicionalmente reciben a los migrantes deportados, presentan un problema económico muy fuerte y además han sido muy afectadas por la violencia. Tampoco hay una reestructuración de actividades, como por ejemplo en la industria maquiladora, y muchos comercios han cerrado”.

Por su parte, entrevistada también por Vértigo, la senadora Gabriela Cuevas Barrón, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores de la cámara alta, puntualiza que las acciones que pueda emprender la red consular son igualmente limitadas, ya que si bien muchos de nuestros cónsules son muy activos y dedicados, no todos lo son.

“Es urgente redefinir los mecanismos de protección y enfocarlos al empoderamiento de los mexicanos y los mexicoamericanos, lo que va desde enseñarles el idioma inglés, que es la forma más adecuada para que puedan defenderse. Creo que debe haber un activismo más fuerte que logre que la diáspora mexicana, que además es la más grande que existe en el mundo, pueda ser mucho más consolidada, más sólida, más unida y, por tanto, más empoderada”.

—¿México está preparado para esta situación?

—No, México no ha hecho la tarea en los últimos 22 años. Dejó a un lado la planeación industrial, dejó a un lado un análisis básico sobre los sectores que nos podrían hacer más competitivos a la luz del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. México dejó de invertir en temas de investigación científica y tecnológica. Y eso hoy lo estamos pagando con el hecho de que básicamente lo que tenemos son manufacturas, no tenemos un gran valor agregado.

La legisladora agrega que tampoco se ha hecho lo correcto para recibir a nuestros connacionales y ese, dice, “es un desperdicio de talento”.

“Desde el gobierno debemos tener programas para insertarlos de manera inmediata en la economía del país, pero no como empleados: queremos emprendedores, queremos personas transformadoras de su comunidad. Ahí tanto la Secretaría de Hacienda como la de Economía tienen mucho que decir en temas de incentivos fiscales. Y, por supuesto, de programas. Y también deberían estar preparadas la SEP y las escuelas en todos los estados y municipios, para los niños que pudieran retornar a México”.

Son mexicanos, recalca, que han arriesgado la vida por perseguir un sueño “y creo que son los que pueden transformar a México para bien”.

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