Jorge González Pérez, en El Salvador

Mayahuel es una muestra enfocada a la defensa del maguey como elemento de identidad nacional, a través del arte.

Mayahuel, de Jorge González Pérez
Foto: MARTE
Hector González
Todo menos politica
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Con la tradición e identidad del estado de Hidalgo a cuestas, el pintor Jorge González Pérez (1963) llegó al Museo de Arte de El Salvador, donde exhibe Mayahuel, un montaje que se mantendrá abierto al público hasta el próximo 14 de febrero de 2016.

Nativo de Apan, Hidalgo, el pintor dedica la exposición a la defensa del maguey como elemento de identidad nacional.

A partir de la devastación de la planta se propuso promover su preservación a través de la cultura. “Ni el campesinado ni los dueños de las tierras son conscientes de ello. Diario puedes ver cómo los tractores las destrozan sin mayor problema; es cotidiano encontrarlas mutiladas innecesariamente. De ahí viene mi interés por rescatar el tema”, explica González Pérez a Vértigo.

En Mayahuel el artista hace alusión a la diosa indígena de una planta pródiga como el maguey, venerada por comunidades ancestrales. Sus lienzos plasman con realismo crudo, en algunos casos, la imagen de estos ejemplares. “La planta es un símbolo hidalguense y nacional; tiene que ver con nosotros y nuestra identidad, incluso desde la época precolombina. En la actualidad asistimos a una devastación total. Apenas hay atisbos para regular su protección. Su venta empieza a reglamentarse, pero aun así hay mucha depredación”.

Para el crítico Gerardo Enrique Partido el trabajo de Jorge González Pérez “revela lo que se puede interpretar como el lamento por la aridez de una tierra, que en realidad no es tal, porque esconde su riqueza para ofrecerla a los que eligieron hacerla suya en recíproca convivencia”.

Destaca el uso del verde dentro los cuadros del hidalguense, como un pigmento dominante. “El color va cobrando fuerza con el crecimiento de la planta hasta perderlo cuando muestra su ocre oscuro al secarse. Mayahuel fragmentada en verdes elementos naturales, ilustrada fantasmagóricamente por el pintor, también es verde y vaga entre pedregales y magueyes haciendo prodigios para que sus frutos rindan óptimos beneficios. Un solo maguey que aparece en primer plano, en algunas de las obras pictóricas de Jorge González, es un elemento suficiente que nos invita a reflexionar y considerar lo que expresa el autor involucrado con un entorno natural sobre el cual se ofrecen múltiples consideraciones por la riqueza de sus contenidos”.

Paisaje hiperrealista

Egresado del Instituto Hidalguense de Pintura, González Pérez obtuvo el segundo lugar nacional en pintura en el concurso convocado por el Sindicato de Trabajadores de la Educación (1997) y el cuarto lugar en el premio Medusa Áurea, que otorga la Academia Internacional de Arte Moderno de Roma (2014).

Ha participado además en varias exposiciones individuales y colectivas, entre ellas la exposición conmemorativa La mirada y la historia, Hidalgo 2010 – 45 artistas y la realizada en el Museo de la ciudad de León, Guanajuato (2015).

Admirador de los paisajes de José María Velasco y del surrealismo, el artista abreva de ambas escuelas para crear una propuesta propia. “Creo que México no se puede entender sin el surrealismo. Lo veas por donde lo veas hay elementos que lo confirman, no es algo nuevo, viene de muchos años atrás. Incluso me atrevería a decir que en las manifestaciones artísticas precolombinas hay variantes del surrealismo. Por eso me interesa: en términos estéticos me permite decir mucho en poca imagen, así como establecer una comunicación más íntima con el espectador, puesto que cada quien ve y entiende de diferente manera cada cuadro”.

No obstante advierte también una tendencia hacia el hiperrealismo, que no le molesta ya que permite impactar más en el espectador. “Llevo al menos 15 años trabajando el tema. En un principio el surrealismo me servía para conectarme con un tema interno y espiritual. Mis pinturas eran como comentarios mentales. Sin embargo, ahora prefiero tomar una postura más alarmante, aunque eso implique girar hacia el hiperrealismo”.

Complacido, Jorge González Pérez ha visto cómo su llamado de atención genera frutos. “Es una planta tan maravillosa, que cualquiera la conoce y tiene contacto con ella; el problema es que la dejamos de lado. Al mostrar estas piezas la gente reacciona favorablemente y despierta su interés por la preservación del maguey. Quienes minimizan la importancia del paisaje como género se equivocan, porque no toman en cuenta la conexión espiritual que genera con la gente”.

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