LA MEDIACIÓN FAMILIAR EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

Nos encontramos en un momento histórico para reconstruir nuestra perspectiva del mundo.

Redacción
Todo menos politica
Foto: Especial
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Por Tomás Caparroso

Hoy el mundo enfrenta un grave problema de salud derivado de la epidemia provocada por el coronavirus: los países toman una serie de estrategias y medidas de aislamiento para evitar un contagio mayor y la saturación de los servicios de salud y hospitalarios.

La indicación general para la sociedad es quedarse en casa, lo que implica no salir a las calles salvo para las actividades de real y suma importancia. Como resultado de estas medidas las familias, las parejas, vuelven a estar unidas y en convivencia durante todo el día y todas las semanas que dure la contingencia (por lo menos un mes).

Actualmente, con la emergencia sanitaria, parece más complicada esa convivencia porque el confinamiento se reduce a la casa y parece que al estar juntos durante todo este tiempo se presentan conflictos que muchas ocasiones estaban escondidos.

Por ejemplo, lo sucedido en la ciudad china de Xi’an, que registra en estas semanas un número récord de solicitudes de divorcio, lo que nos da pauta para dilucidar que uno de los principales motivos de estas separaciones es el aislamiento. En principio, derivado de la ineficaz comunicación, de la intolerancia y de la frustración, entre otros aspectos.

Si bien somos seres sociales y tendemos a interrelacionarnos con otras personas, también necesitamos de nuestros espacios y tiempos en privado. Cada uno de nosotros tenemos intereses y necesidades diferentes, que si no son satisfechas y no se pueden comunicar de manera efectiva originan disputas y conflictos con las otras personas, lo cual al final puede escalar el conflicto a niveles altos en las relaciones.

Oportunidad

Este momento de emergencia sanitaria es excepcional pero de suma importancia para entender nuestro actuar como personas, sea en un ámbito individual, familiar o social. Sin embargo parece que en múltiples ocasiones la intolerancia y el enojo terminan ganando. Lo cual no debería suceder sino que deberíamos estar más preocupados por salir avante de esta crisis de salud y un camino arduo que se vislumbra en la economía.

Es importante recordar que la mediación funge como ese mecanismo preventivo y solucionador de conflictos con base en la recuperación de la comunicación entre sus intervinientes. Nosotros estamos convencidos de que la mediación es una gran herramienta, que abonará para atender este tipo de situaciones y nos ayudará a encontrar las mejores soluciones, con respuestas accesibles y más rápidas que un litigio.

En la Ciudad de México los problemas familiares representan más de la mitad de la totalidad de los juicios que se tramitan. Si al finalizar este periodo surge lo mismo que en China, el sistema de justicia colapsará aún más. Por ello es importante que la mediación familiar tome un papel relevante en nuestro actuar diario, en la familia e incluso a nivel social, como ese mecanismo y esa herramienta para resolver conflictos.

Verbigracia, si en el aislamiento una pareja tiene desavenencias sobre la comida, los espacios o las tareas del hogar, se puede crear una especie de lluvia de ideas para tratar de entender los gustos del otro, qué le gusta comer, hacer y qué no. Esto brindará una conciencia y entendimiento de las diferencias del otro y con ello podrán construir acuerdos, en un principio evitar conflictos y en caso de que se generen tener mejores soluciones.

Hoy nos encontramos en un momento histórico que nos brinda un nuevo panorama para entender y reconstruir nuestra perspectiva del mundo, desde nuestro actuar individual como con otras personas en todos los sectores donde nos desenvolvemos. La mediación familiar nos puede dotar y ayudar a encontrar las mejores herramientas para evitar y resolver los conflictos que se presenten.

Estamos en un punto crucial pero también un punto que representa una oportunidad de generar y de actuar de una mejor manera. Consideramos importante que nosotros mismos tenemos que hacer un ejercicio de reflexión sobre cómo actuamos ante el conflicto; el aislamiento vino a detonar todas esas diferencias, inquietudes y palabras no dichas. Es el momento de reaprender a comunicarnos para que se haga de manera efectiva y así poder construir acuerdos cooperativos y solidarios, comenzando desde la familia para dar paso a la construcción de una sociedad en la que impere la paz y se generen los nuevos derroteros para un mejor desarrollo y progreso.