Pinturas, maquetas, bocetos de vestuarios, filmes, carteles, fotografías, libros, dibujos, collages, cerámicas, esculturas, instalaciones y material documental de más de 100 artistas conforman la exposición Vanguardia rusa. El vértigo del futuro, que se exhibe en el Museo del Palacio de Bellas Artes.
Vladimir Tatlin, Alexandr Ródchenko, Kazimir Malévich, Serguéi Eisenstein, Vasili Kandinski, El Lisitski, Vladimir Maiakovski, Natalia Goncharova, Olga Rozánova y Varvara Stepánova son algunos de los convocados a esta muestra que aloja más de 500 piezas.
Con el concepto curatorial de Sergio Raúl Arroyo y la coordinación de Miguel Fernández Félix, se persigue el objetivo de identificar los movimientos vanguardistas que germinaron en Rusia durante la primera mitad del siglo XX.
A través de diez módulos que la conforman, el público podrá apreciar uno de los momentos, explica el curador, “más brillantes en la historia del arte, cuando se plasmaron pasiones sociales, intelectuales y estéticas de una época”.
Plástica, música, cine
El primer apartado se centra en proyectos arquitectónicos del periodo vanguardista, muchos de los cuales fueron una apuesta a un futuro nunca materializado. La reconstrucción Modelo del monumento a la Tercera Internacional, de Tatlin, es una pieza fundamental de esta sección.
El segundo núcleo lo conforman obras con vocación utilitaria y estética. Enseres domésticos o herramientas de trabajo que pretendían integrar el arte a la vida diaria, mediante la propuesta de gente como Alexandr Ródchenko, Alexéi Shchúsev, Pavel Kozhin, Vasili Kandinski y Varvara Stepánova, entre otros.
El tercero se dedica a la obra gráfica focalizada en la agitación política, al anuncio de productos de uso diario o a campañas sociales como la lucha contra el analfabetismo. Los protagonistas son Georgi y Vladimir Stenberg, Gustav Klutsis, Nikolái Suetin y Vladimir Lebedev, entre otros.
La pintura y la instalación conforman la cuarta sección. Corrientes como el cubofuturismo, el constructivismo, el rayonismo y el suprematismo desplazaron a las ideas preconcebidas de la pintura, mientras que los materiales para la creación de instalaciones se diversificaron. Lo mismo se podía mezclar metal con madera que con yeso, cuero o alambre. Cualquier material, sin importar su procedencia, podía y debía formar parte del arte.
La quinta sala se dedica al cine. Aquí se aprecian distintas vertientes fílmicas, como las experimentaciones futuristas de Dziga Vertov, las atmósferas líricas de Vsévolod Pudovkin y los revolucionarios montajes de Eisenstein.
Seguimos con la música y la experimentación sonora por medio de 14 audios, que incluyen: Vals sentimental Op. 51 No. 6 (1882), de Tchaikovski; Augurios primaverales, de La consagración de la primavera (1913), de Stravinski; La fundidora de acero, Op. 19 (1927), de Mosólov; y La fábrica de Le pas d’acier, Op. 41b (1927), de Prokófiev.
Las artes escénicas, protagonistas del séptimo núcleo, ofrecen diseños escenográficos y bocetos de vestuario de Vladimir Tatlin, Kazimir Malévich, Alexandra Exter y Liubov Popova.
La influencia de los movimientos vanguardistas dentro de la literatura y la edición se observan en el octavo apartado. La ruptura de la sintaxis, la fragmentación de las palabras y la edición de libros semiartesanales son claro ejemplo de las características del nuevo arte. Vladimir Maiakovski y Alexéi Kruchiónij son algunos de los creadores que conforman esta selección.
El noveno núcleo corresponde a la fotografía, que muestra el tono experimental y creativo de la vanguardia rusa. Especial énfasis merece el fotomontaje como género. Sobresalen las propuestas de Mijaíl Préjner, Alexandr Grinberg y Arkadi Shaijet.
El último capítulo corresponde a los dibujos eróticos de Serguéi Eisenstein y sus asociaciones del subconsciente con la muerte y el sexo, el horror y el éxtasis, la pasión y la religión inundan las piezas. Muchos de estos dibujos fueron realizados durante la estancia del cineasta en México en 1931.
Actividades complementarias
Algunas de las principales obras exhibidas en la muestra son Libros (cartel de anuncio publicitario para la Editorial Estatal Gosizdat, 1924), Composición (1918) y Doble retrato (doble exposición, 1924), de Ródchenko; Cuadro negro (1930) y Suprematismo (1916), de Malévich; Seis chicas en busca de un refugio (1928) y Una apuesta de alta sociedad (1927), de los hermanos Stenberg; Tatlin trabajando en el Monumento a la Tercera Internacional (1921), de Lissitski; Monumento a Cristóbal Colón en Santo Domingo (1929), de Shchúsev; y Aves exóticas y Acuarela (1916), de Kandinski.
La selección curatorial proviene de 27 colecciones internacionales, entre ellas las de los museos Estatal de Hermitage, Estatal de Bellas Artes A. Pushkin, Estatal Ruso, Multimedia de Arte, Estatal Shchúsev de Arquitectura, Estatal de Vladimir Maiakovski, el Centro Pompidou, la Biblioteca Nacional Rusa, el Archivo Estatal Ruso de Literatura y Artes, y la Colección Rosizo.
Vanguardia rusa. El vértigo del futuro estará acompañada por una publicación en español ilustrada con imágenes de obras, un ensayo curatorial de Sergio Raúl Arroyo y textos de los especialistas Adriana Bellamy, Alexander Lavrentiev, Alla Semenyuk, Dmitri Rodiónov, Elena Barkhatova, Horacio Fernández, Vera Tevekhina, Irina Korobina, Irina Rudenko, Jorge Juanes, Juan Manuel Bonet, Maria Haltunen, Tatiana Enikeeva y Margarita Tuptitsyn.
En el marco de la exposición el museo presentará un programa de actividades conformado por pláticas con especialistas, mesas de discusión y visitas guiadas, además de un ciclo de cine que se proyectará en la Cineteca Nacional del 20 de noviembre al 3 de diciembre, a lo que se suma la publicación de un micrositio dedicado al montaje.
La muestra estará abierta a todo público del 22 de octubre de 2015 al 31 de enero de 2016, de martes a domingo y de las 10:00 a las 18:00 horas.