Piel electrónica: la revolución de los sensores flexibles
En estas últimas semanas se anunciaron avances en torno de esta tecnología, que ofrece un nuevo auge para campos como medicina y robótica.
La tecnología para crear dispositivos electrónicos sobre superficies menos rígidas que las láminas de silicio que hoy se usan en la fabricación tradicional va en aumento: estos dispositivos electrónicos flexibles y elásticos, conocidos comúnmente como piel electrónica porque recubren diversos sistemas o materiales, abrirán la puerta a una multitud de nuevas aplicaciones, que van desde sensores médicos que se envuelven alrededor de órganos hasta pantallas que puedan doblarse.
De hecho, determinadas superficies sirven ya como base para este tipo de sistemas, pero fabricar circuitos electrónicos complicados sobre plástico de forma fiable, casi como resulta la piel humana, ha supuesto un enorme desafío.
Desarrollo
Tres avances destacados sobre el desarrollo de la llamada piel electrónica se suscitaron recientemente.
Uno de ellos es el que anunció un grupo de investigadores de la Universidad de Tokio, que presentó una piel electrónica fabricada a base de láminas electrónicas de plástico ultraligeras y extrafinas que pueden doblarse, arrugarse, estirarse y adoptar la forma que se desee.
Además, la enorme ligereza y adaptabilidad de este nuevo dispositivo electrónico tiene diversas utilidades prácticas, como la producción de microscópicos sensores médicos para monitorizar a un paciente o la fabricación de finísimas placas solares.
Con un espesor de un nanómetro, esta piel electrónica podrá adherirse sobre la epidermis para enviar información biométrica en tiempo real a instrumentos médicos o utilizarse en combinación con brazos mecánicos para dotar a robots y miembros protésicos con el sentido del tacto. Los sensores, cuya consistencia se ha comparado al del plástico transparente para envolver alimentos, pueden ser doblados y estirados de forma repetida sin romperse y funcionar correctamente a temperaturas elevadas y en ambientes húmedos.
Incluso es posible añadir sensores de temperatura extrafinos y diodos emisores de luz o calor, multiplicando el número de aplicaciones.
Y lo que es más importante: estos sensores son conformables; es decir, pueden adoptar la forma de cualquier superficie que se desee.
Estas características permiten que la piel electrónica pueda adaptarse incluso a la piel humana sin necesidad de adhesivos permitiendo, por ejemplo, colocar un pequeño sensor en la piel de un individuo para monitorear el paso de la sangre midiendo su presión arterial, pulsaciones, etcétera.
La construcción de esta piel electrónica se realiza depositando una delgadísima capa de óxido de aluminio sobre una película de polímero, utilizando técnicas de evaporación comunes en la producción industrial de semiconductores. El proceso se realiza a temperatura ambiente, lo que supone un importante avance frente a alternativas actuales basadas en plasma, poco adecuadas para trabajar con superficies extremadamente finas. Otra gran ventaja es que su propia naturaleza permitirá imprimir rollos de metros y metros de sensores, prácticamente como si fuera papel.
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