Gabriela Sodi no recuerda si fue Conrado Domínguez o Rafael Cauduro, pero el caso es que uno de ellos le dijo mientras le hacía una entrevista: “Cómo quiere escribir sobre arte si no sabe cómo se hace”. La llamada de atención caló en la entonces reportera y se propuso aprender.
Conoció al artista Juan Medina y llegó a un acuerdo: Sodi ponía los textos y Medina las clases.
Estudió Historia del Arte y en breve brincó a la creación plástica. Su exposición más reciente es Architectural Me, que se puede visitar en la Bolsa Mexicana de Valores.
“Hace más de cuatro años no expongo en México y me parece importante mostrar cuáles son los caminos por los que me muevo actualmente”, explica a Vértigo.
Dos años le tomó armar la muestra, misma que se debe a la convocatoria de una galería de Nueva York. “Ya había establecido contacto con ellos. Son muy largos y formales en sus procesos. Observan al artista, cuidan que sea sistemático y que continuamente logre el mismo efecto, que tenga el apoyo de los observadores o críticos correctos y que cuente con un desarrollo coherente con la estética mundial”.
Los galeristas le pidieron obra y ella se puso a trabajar para completar una serie. La respuesta de los estadunidenses llegó en forma de un DVD que “mostraba mis piezas junto a las de Chamberlain, Kondo, Robert Indiana y Jeff Koons. No sé cuál sea su futuro dentro de esas galerías, lo cierto es que los mexicanos podemos estar a esos niveles”.
El departamento de la artista se encuentra atiborrado de piezas embaladas y que piden ser colocadas en paredes. Hay cuadros de mediano y gran formato. La entrevista tuvo lugar días antes de la inauguración, que se llevó a cabo el pasado 27 de noviembre y cuya presencia se extenderá hasta febrero de 2015.
“Empecé en el mundo del arte con gente que se dedicaba a lo optical. Me enseñaron el realismo”. Al principio Sodi se movió dentro de estas lides, pero al poco tiempo lo hizo a un lado. “Me siento cómoda en el arte abstracto”. Hoy reconoce que su prioridad y área de interés es el volumen.
“Los cuadros que integran Architectural Me se deben al arte abstracto y al manejo del volumen. Este último lo trabajo a partir de dos aspectos: por un lado es contenido y sujeto a la forma de la pieza, y, por otro, está más libre y articula conforme a las superposiciones. Ambos estilos me permiten concretar lo que se llama arquitectura visual del volumen”.
Equilibrio
Casi junto con pegado, la propuesta de Sodi se alimenta de la geometría. Recuerda que empezó trabajarla desde los ochentas. “La geometría me interesa porque es fuerte, contundente y tiene mucha presencia. Permite al ojo el reposo del equilibrio, sin embargo después de los modernos empieza a estructurarse de una forma diferente y que deja de privilegiar el equilibro de lo bello”.
Justo la geometría fue la puerta de entrada al arte concreto, de la cual ha abrevado para jugar con un solo color y explorar sus posibilidades cromáticas. “Me gusta trabajar las veladuras a base de thinner y aceite. Una vez que tengo las capas creo el volumen concreto; mientras que para el volumen aleatorio me baso en veladuras sobrepuestas, las cuales crean en conjunto una suerte de topografías que simulan agua, papel, roca…”
Gracias al ejercicio de su técnica Gabriela Sodi ha colocado piezas de sus colecciones en diversos países. Es reconocida como una de las pocas geómetras que trabajan a mano alzada.
Sus topografías dialogan con el color y la luz, ofreciendo texturas sinuosas. “Continuamente confronto estos aspectos a fin de crear nuevos volúmenes. Muchas de mis piezas son de un solo color, pero trabajadas con diferentes veladuras y ángulos crean nuevas luces y sombras. Esta actividad podría parecer muy sistemática, pero el resultado depende lo que pide el cuadro o del diálogo que estableces con él”.
Para Gabriela Sodi pintar consiste en resolver un espacio. “Un cuadro no es llegar y pintar. Se trata de resolver un lienzo o una hoja. A veces la pieza se resiste. Puedo tener la idea preconcebida de lo que quiero hacer, pero en realidad nunca sé qué sucederá. Puedo accionar mal algún color o una veladura, entonces el cuadro me confronta y discute. A veces tenemos una relación maravillosa... pero puedo llegar incluso a asesinar el lienzo”.